4

93 12 0
                                    


Se quedó sin habla, parpadeaba muchas veces como si no pudiera creer lo que estaba viendo. Ruki parado en su puerta a las seis y tanto de la mañana, tenía los ojos hinchados y rojos. Obviamente había estado llorando, incluso Aoi pudo notar que aun sus ojos estaban un poco vidriosos.

—Ruki, ¿estás bien? —preguntó preocupado haciéndose a un lado para dejar que el mas bajo entrara.

El otro sonrió amargamente—. No sabía a dónde ir, perdón por aparecerme así —dijo sin moverse mucho.

Aoi negó con la cabeza—. No te preocupes, pero, ¿qué pasó? —lo rodeó por los hombros conduciéndolo hacia la sala. El otro solo sollozó un poco mas.

—Amo —Uruha se asomó por la cocina, sorprendiéndose ante la visión.

Ruki alzó la vista mirando al castaño un poco confundido, después se giró hacia Aoi.

—Ruki, él es Uruha —lo presentó un poco nervioso—. Mi... —Uruha alzó la ceja ante la duda del pelinegro y sintió un extraño dolor que no supo qué era, aunque así como llegó se fue—. Bueno, estamos juntos —sonrió ligeramente perdiéndose en recuerdos con el genio. Sin embargo, recobró la cordura en el instante. ¿Qué había sido esa sensación? ¿Magia?

—Debí suponerlo —dijo el rubio—. Tienes novio y yo aquí molestándote —las lagrimas volvieron a salir de sus ojos.

—No molestas —fue Uruha quien contestó—. Amo —se corrigió al instante—. Aoi, ¿por qué no vas a ponerte algo de ropa? Yo le prepararé un té a tu amigo para que se calme —sugirió dando ligeros saltitos.

Aoi por su parte se sonrojó al extremo al recordar que solo vestía bóxers y lo hizo aun mas cuando cayó en cuenta de lo que estaban haciendo él y el genio antes de la llegada de Ruki. Simplemente atinó a asentir y salir casi corriendo hacia su habitación.

Su corazón latía muy fuerte, dolía debido a la fuerza y la velocidad. Su mente estaba nublada, no entendía la situación. Siempre que estaba con Uruha por alguna razón mágica, olvidaba a Ruki, pero cuando veía al mas bajo sentía lo mismo que hace meses. Y ahora los tenía a ambos en el mismo lugar, en la misma habitación, su cabeza dolía, pues por un lado estaban todas esas sensaciones que Ruki le producía, mientras el otro lado, luchaba frenéticamente por hacerlo olvidar. Sintió un dolor en el estomago, algo así como un golpe, lo sentía revuelto e inmensas nauseas se acumularon en su cuerpo. Sensaciones extrañas. Sensaciones mágicas.

—Aquí tienes, de menta —sonrió el genio tendiéndole la pequeña taza.

—Mi favorito, gracias —Ruki le devolvió la sonrisa—. No sabía que Aoi tenía novio —aceptó.

—No muchas personas saben de mi, pero tu, ¿qué tienes que ver con mi Aoi? —lo dijo en un tono por demás molesto.

Ruki suspiró dispuesto a contestar cuando el pelinegro entró a la sala—. Listo —dijo—, ahora sí, dime, ¿qué pasó? —se sentó en el sillón individual y Uruha fue volando hacia él, se sentó en la orilla, abrazando a Aoi con cariño.

El mas bajo le dio un sorbo al té—. Tuve una pelea muy fuerte con mi papá, acabe diciéndole que no iba a vivir mas de su fortuna, salí de la casa y...no sabía a dónde ir —se limitó a decir.

Aoi frunció el ceño—. Perdón que te lo diga pero, ¿no debiste haber ido con Shou? —se atrevió a preguntar, no le gustaba mucho el prometido de Ruki, pero después de todo era su prometido.

El mas bajo torció la boca—. Por eso tuve la discusión, Shou y yo también peleamos, le dije que aun no quería casarme, que me diera tiempo hasta terminar la universidad, pero es un necio y estaba presionándome y luego mi papá y...—las lagrimas salieron solas de sus ojos—. Es mucho, ya no puedo —negó con la cabeza.

I dream of Uruha [AOIHA-the GazettE]Where stories live. Discover now