Final parte 2

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No tuvo tiempo de reaccionar, solo se había ido. Sus heridas aun no sanaban por completo, pero sabía que debía moverse, la gente iba a comenzar a hacer un escándalo tan pronto descubrieran el cuerpo inerte de Ruki. Su cabeza iba a mil por hora, pensando donde podría estar Uruha, tratando de contactar al abuelo de forma mental (incluso si no sabía si eso se podía) y por supuesto, usando toda la concentración que le sobraba para ignorar el dolor que aun sentía.

Ya no sangraba, sus costillas estaban débiles, cojeaba un poco y si se doblaba mucho el dolor se volvía insoportable, sin embrago cada minuto que pasaba se sentía mejor, así que supuso que era la magia de Uruha funcionando. Arrastrando un poco el pie, salió del departamento aun sosteniendo su costado por el dolor. Bajó los diez pisos por la escalera saliendo por atrás para evitar que la gente hiciera preguntas, pues como había predicho, ya había un grupo de gente y el sonido de una ambulancia en la entrada.

Salió por un angosto callejón hacia una gran avenida con el cuerpo completamente recuperado. No tenía idea de donde estaba, ni siquiera estaba seguro si continuaba en Japón. Podrían pasar años antes de que encontrara la botella, casi tenía ganas de llorar, solo por un segundo pensó que todo iba a estar bien y ahora era todo lo contrario.

Terminó por sentarse en una banca en el centro de un parque, de verdad luchaba por no llorar, las lagrimas se acumulaban en sus ojos y sentía algo atorado en la garganta, pero no era momento para entregarse al pánico. Aun no sabía donde estaba, aun no sabía como recuperar a Uruha, aun no sabía nada.

—¿Te molesta si me siento aquí? —Aoi alzó la vista. La muchacha frente a él le había hablado en japonés, así que seguía en Japón. Ahora solo debía averiguar si continuaba en Tokio. Asintió y la chica pelirroja se sentó alegremente, tenía los ojos de un color extraño y llevaba una inmensa capa roja sobre sus hombros, algo bastante extraño. Se acomodó y sonrió—. Así que tu eres Aoi —pronunció como si lo conociera de toda la vida.

El pelinegro mas que sorprenderse se asustó, lo único que le faltaba, mas problemas—. Sí— alcanzó a decir ni siquiera con fuerzas para hablar.

—Eres mas lindo de lo que pensé —sonrió sin mirarlo, la chica solo ladeaba la cabeza de un lado a otro mirando al frente. Sino fuera porque era bastante linda se hubiera visto tétrica, había algo en ella, algo familiar—. Mi hermano tiene buen gusto —suspiró.

Aoi abrió mucho los ojos, ¿había dicho hermano?—. Eres la hermana de...—parpadeaba sin parar.

La pelirroja soltó una risita— Sí, soy la hermana de Uruha. Sayuri, la bruja del este —Aoi abrió la boca pero no dijo nada, mientras Sayuri soltó una carcajada—. No soy la bruja del este, suena impresionante, ¿verdad? No me mires así —finalizó al notar que Aoi la miraba como si estuviera loca.

—Perdón que lo pregunte pero, ¿qué haces aquí? —estaba completamente confundido, ya le habían pasado tantas cosas raras que ya no sabía cómo reaccionar.

Ella se revolvió en su asiento—. Me envió el abuelo, él está un poco ocupado, ¿sabes? —chasqueó la lengua—. Se supone que te lleve de vuelta a Japón —siguió mirando hacia el frente.

—¿No estamos en Japón? —se ladeó un poco al sentir una ligera punzada en su costilla.

Sayuri negó con la cabeza—. Estás en Dubai, el tal Ruki no era para nada tonto —volvió a suspirar—.  Ah, mi pobre hermano, la clase de cosas que tiene que soportar. Mas te vale hacerlo feliz —lo miró profundamente y Aoi tembló ante la mirada de la chica, quien en un dos por tres se ensombreció—. ¿Nos vamos? —su semblante cambió de la nada a uno sonriente ofreciéndole la mano a Aoi.

El pelinegro negó—. ¿Cómo sabes que la botella no está aquí? —dudó un poco.

Sayuri dejó de sonreír—. Soy una bruja, en teoría nada es inalcanzable para mi, lo cual hace que nada sea inalcanzable para ti —explicó. Aoi estaba mas que sorprendido, con que rapidez se enteraban las personas del mundo mágico de las cosas—. No, en realidad es porque el abuelo te tiene vigilado, no es como que seamos omnipresentes —el pelinegro casi se va para atrás—. No te preocupes no leo mentes, solo es que eres muy predecible. Además yo no soy como el abuelo que le encanta ver y no hacer nada, yo soy la clase de persona a la que le gusta la acción —le guiñó un ojo—. Así que cuentas con mi ayuda...ahora, para que fuera inalcanzable para ti, tendría que serlo para mi, lo cual significa que se tiene que meter con las reglas de la magia —frunció el ceño de la misma forma en que Uruha lo hacía, incluso sus labios eran parecidos.

I dream of Uruha [AOIHA-the GazettE]Where stories live. Discover now