6- Los Mortífagos

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Sentía que se ahogaría, sentía que no podía respirar. Le dolía el pecho, y le dolía mucho.

-¿Por qué vamos detrás de Nicholas Riggs?-preguntó una voz en su cabeza. Nicholas la conocía, era Colagusano.

-Porque es la pieza que me falta para entender...-esa voz también la conocía.

Era Lord Voldemort.

Voldemort... Voldemort... ¡VOLDEMORT!

-¡Nicholas!

El chico despertó sobresaltado, el sonido de millones de gritos de terror y pasos alrededor resonaba por la carpa. Su tía, a su lado, lo zarandeaba con fuerza.

-¡Chicos, vayan con Riley y Zoe! ¡Tienen que huir! ¡Lo antes posible!

-¿Qué está pasando?-preguntó Nicholas, al tiempo que se levantaba y junto a los demás, salía de la carpa, poniéndose zapatos y una chaqueta sobre su pijama.

Pero una respuesta no fue necesaria. A lo lejos se podía ver a una gran cantidad de personas, ataviadas de negro, con mascaras, que caminaban destruyendo todo a su paso. En el aire, sobre ellos, el señor Roberts y los que debían ser su esposa, hijo e hija, dos niños no mayores de 10 años. Los 4 parecían inconscientes, al tiempo que giraban con rapidez en el aire por sobre los encapuchados.

-¡Corran, niños!-exclamó Melissa, uniéndose a ellos.

-¿Y tú, mamá?-preguntó Adrian, preocupado.

-¡Yo estaré bien! ¡Con Ava tenemos que ayudar a los del Ministerio! ¡Corran niños! ¡Corran!

Matt y Mike, siendo los mayores, tomaron el control y comenzaron a correr con los demás chicos en dirección al bosque, lo más alejados posible de los hombres. Zoe, quién era la más asustada, corría de la mano de Michael.

Nicholas se sentía mareado, le dolía el pecho y no entendía que le estaba pasando. Debía detenerse a respirar.

Paró por unos segundos y cuando levantó la vista, listo para volver a correr, se dio cuenta de que ninguno de los que conocía estaba cerca. Adrian, Riley, Zoe, Matt y Mike habían desaparecido.

Nicholas comenzó a sentir el pánico en su interior, estando solo, siendo empujado por toda la gente que corría desesperada a buscar asilo en el bosque. Se sentía débil, quería llorar.

-¡CORRAN! ¡VIENEN HACIA ACÁ!-gritaba la gente a su alrededor.

-¿Quienes?-susurró Nicholas, débilmente, pero nadie lo escuchó.

Caminó por lo que le parecieron horas, sin detenerse a mirar atrás. Estaba cansado, le dolía el pecho, no podía respirar, quería llorar de miedo. Poco a poco, fue perdiendo a la gente a su alrededor. Poco a poco los demás magos y brujas fueron desapareciendo. Nicholas pudo ver a Winky, la elfina doméstica, que parecía pelear con algo que la retenía.

Tenía que encontrar a Adrian, a sus amigos. ¿Dónde estaría Riley? Sintió más pánico de lo normal. ¿Y si les había pasado algo?

Sin darse cuenta, comenzó a sollozar desesperado, arrastrando los pies por el pasto. Miró a su alrededor. Estaba solo, en medio de un claro rodeado de árboles. Aunque ya no sonaban los gritos, no estaba seguro de que todo hubiera terminado. Sin poder caminar más, se dejó caer sentado en el pasto. Intentó respirar. Pero no podía. Entre el dolor de pecho y el llanto...

No podía caminar más. ¿Cómo lograría que los demás lo encontraran? Quizás podría lanzar chispas rojas con su varita. Llevó su mano al bolsillo trasero del pantalón, donde siempre tenía su varita, pero no encontró nada. Buscó y buscó, más desesperado a cada minuto.

Nicholas Riggs y el Cáliz de FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora