8- No como ellos planeaban

99 14 0
                                    

Pero poco a poco, todo empezó a decaer.

Ellos, que estaban a mucha mas altura que el Hogwarts Express, sentían al sol con mucho más fuerza, además los chocolates les habían dado sed, y no tenían nada para beber. Nicholas miró al Hogwarts express bajo ellos. Cuando deseaba estar allí, bajo el aire acondicionado del tren.

Poco a poco el sol comenzó a bajar, y el insoportable calor fue reemplazado por un helado frío que hizo que Nicholas y Adrian, ambos sin nada para abrigarse, se pusieran a tiritar.

-¿Cuánto faltará?-preguntó Nicholas, pero Adrian no respondió, estaba casi dormido en su asiento, con las manos en el volante. Nicholas le dio un golpe en las costillas y él reaccionó.

-¡¿Qué?!-exclamó Adrian, somnoliento.

-¡Recuérdame no volver a subir a un auto que tu conduzcas!

Pero entonces, la imagen del castillo de Hogwarts, grande e impresionante como siempre, lleno de luces, llamó la atención de ambos chicos, que sonrieron emocionados.

-¡Imagínate la entrada que haremos!-dijo Nicholas, volviendo a sus fantasías de la cara de Ebony al verlo bajar.

Adrian parecía estar teniendo fantasías similares. El tren se detuvo en la estación de Hogsmeade, bajo ellos.

-¿Qué hacemos?-preguntó Adrian-¿bajamos aquí?

-¿Aquí? No. En Hogsmeade no hay espacio para un auto. Bajemos directamente en los terrenos... será más fácil.

Siguieron volando por unos cinco minutos hasta que se encontraron sobre los terrenos del colegio, muy cerca del castillo. Demasiado cerca del castillo de hecho.

-¡Vamos Adrian! ¡Nos vamos a estrellar!

Adrian tiró de la palanca con la mayor fuerza que pudo, pero el auto no se detuvo. Chocó con fuerza contra una de las torres del castillo, cayó en el techo de este y comenzó a resbalar hacia una caída segura, destruyendo el techo por el que pasaba. Nicholas y Adrian gritaban, pero el sonido de las palmetas rompiéndose era más fuerte que sus voces. El auto llegó al borde del techo de la torre y cayó en dirección a la entrada del colegio, donde millones de estudiantes en ese minuto bajaban de los carruajes para entrar al castillo. El auto, que parecía caer en cámara lenta, llamó la atención de los demás alumnos, que se corrieron con rapidez al tiempo que caía con fuerza sobre uno de los carruajes vacíos. El vidrio se quebró y Nicholas cerró los ojos con fuerza al golpearse contra las bolsas de aire que salieron de la guantera, protegiéndolos.

Abrió los ojos y se volteó a ver a Adrian, que con heridas en la cara por el vidrio que había saltado, lo miraba asustado. Nicholas no debía lucir mejor. Pero de pronto se dio cuenta que no lo estaba mirando a él. Dio vuelta la cabeza para encontrarse con que, en la entrada, estaban de pie todos los profesores, en el frente el profesor Dumbledore, la profesora McGonagall y Snape, los tres con los brazos cruzados y expresiones de enojo.

Nicholas y Adrian salieron del auto con cuidado, mirando el desastre que habían hecho. Nicholas sintió como un hilillo de sangre le corría desde la frente, pero se lo limpió con rapidez con la manga.

-¿Pueden explicarme qué es esto, por favor?-preguntó el profesor Dumbledore, en su cara ningún rastro de su típica sonrisa amable, o de sus ojos brillantes.

-Nosotros...

-Eh...

Todo el colegio los observaba, y las risas y las caras de miedo de los demás eran notables. Nicholas bajó la cabeza avergonzado, ¿cómo pudo pensar que eso sería una buena idea?

Nicholas Riggs y el Cáliz de FuegoWhere stories live. Discover now