Youjo senki volumen X

CAPITULO 43: BANQUETE EN EL PALACIO (PARTE 2)

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22 de junio del año unificado de 1941, Berun, República Prusiana

El Kriegsadler Palast había sido una de las principales residencias de la antigua familia imperial desde la formación del imperio en 1848 hasta su final en 1931. Era un gran palacio construido en estilo clásico con columnas de mármol y escalones anchos y contenía más de doscientos habitaciones junto con amplios jardines y césped. Como todas las otras propiedades imperiales, el palacio se había convertido en tierra pública bajo el control del gobierno nacional donde estaba ubicado. Para el Kriegsadler Palast eso significaba Prusia. El presidente Schumer había hablado de usarlo como Palacio Presidencial después de su elección inicial para el cargo. La idea había sido derribada muy rápidamente. Los monárquicos y conservadores lo consideraron irrespetuoso y el colmo de la vanidad personal. Los socialistas y liberales gritaron que la sugerencia era una prueba de que Schumer tenía la intención de crear una nueva monarquía con él a la cabeza. Así que el palacio y todas las demás propiedades imperiales en suelo prusiano habían quedado vacías........ o así era hasta este día .

El salón de baile privado tenía más de mil invitados. Diplomáticos extranjeros, políticos, hombres de negocios ricos y militares habían venido aquí para presenciar un evento histórico. Se colocó una línea de cámaras frente a una mesa. Solo una de las cámaras pertenecía a Goebbels y su departamento. El resto eran de América, la República, Gran Bretaña, Ildoa, el Imperio Ottoturk y muchas otras naciones. Por supuesto, ninguna de las cámaras era parte de una transmisión en vivo. Las imágenes aparecerían en trailers de películas, tal vez antes de otra muestra de la muy popular Saga de la heroica Tanya. El evento en sí solo tardó unos minutos en completarse. Representantes de las naciones de Prusia, Austria, Baviera, Sajonia y Silesia se sentaron y colocaron sus firmas en copias de un tratado. El Ministro de Asuntos Exteriores de Prusia, Viktorya Serebryakova, actuó en nombre de la nación anfitriona.

Cuando terminaron los aplausos, el Presidente de la República Prusiana se acercó a un micrófono para dirigirse a todos. Naturalmente, todas las cámaras de cine continuaron rodando.

-Hoy marca un nuevo comienzo para millones de personas-, dijo Tanya Degurechaff con una sonrisa benevolente. -Con la creación de la Confederación Europea, damos un paso importante para asegurar la paz y la prosperidad no solo para los cinco miembros iniciales, sino también para toda Europa y quizás para el mundo. Crearemos un mercado común sin aranceles ni restricciones comerciales. Usaremos una moneda común y seguiremos una política fiscal única. Las personas que viven en cualquier estado miembro tendrán la libertad de viajar y trabajar en cualquier otro estado miembro sin la necesidad de un pasaporte o visa. Y aunque cada país mantendrá su propio individuo, ¡Militares, actuaremos como aliados cercanos y estaremos preparados para defendernos mutuamente de cualquier amenaza! ¡La Confederación Europea será una fuerza de Unidad, Justicia y Paz para las personas en todas partes! Como frente unido, podemos hacer más por nuestra gente de lo que podríamos esperar por separado. Y hoy es solo el comienzo. ¡Cualquier nación dispuesta a seguir nuestros principios será bienvenida para unirse a nosotros como un socio igualitario en un futuro brillante y pacífico!-

Viktoriya y los otros diplomáticos fueron los primeros en aplaudir cuando los sonidos de aprobación llovieron sobre Tanya. A su señal, se lanzaron fuegos artificiales hacia el cielo nocturno. Con grietas, auges y luces de colores, dejaron que todo Berun y el mundo supieran que había comenzado una nueva era.

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Después de su breve discurso, una banda comenzó a tocar y se sirvió champaña y comida. Tanya vagó por el salón de baile hablando con diferentes personas. Ella estrechó la mano, respondió preguntas y aseguró a la gente que grandes cosas estaban en el horizonte y que lo peor estaba ahora en el pasado. Algunos hombres le pidieron que bailara, ella los rechazó cortésmente, señalando que su uniforme político no era el atuendo adecuado para un vals. Algunos de los invitados pidieron su autógrafo. Cuando esto sucedió, sacó una pluma estilográfica y garabateó su nombre para ellos. Estaba muy agradecida de que en el mundo y en el tiempo presente ella viviera en teléfonos inteligentes y que los selfies no existieran.