EL TÍPICO CLICHÉ

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—Será una clase de juego por su parte, estoy segura

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—Será una clase de juego por su parte, estoy segura.

—Pues si es un juego me encanta, tú por lo menos tienes una noción de lo que hacen los humanos normales en una cita, yo no tengo ni idea, cariño, además yo tenía pensado estudiar a los humanos de esta época para saber que hacer tu y yo en algún caso de estos. —Me dice Anubis atrayéndome hacia él y le sonrío un poco tímida.

—No necesito que hagas lo que todos los mortales hacen, quiero que hagas lo que te nazca hacer, la verdad es que solo parecemos humanos pero... no lo somos, fingir serlo este día será una experiencia única, pero la verdad es que me encanta que en el fondo tú seas un dios chacal y que yo sea mitad diosa mitad ninfa. —Anubis me sonríe la de forma más encantadora posible, pero no me dice nada, en realidad no tiene nada que decir, yo sé que para él todo esto es nuevo, mucho más que para mí. Me rodea dulcemente en sus brazos y nuestros labios se unen en una sinfonía que nos lleva a un ritmo maravilloso, acaricio sus labios con mi lengua, me siento tan libre, tan plena aquí sujetada a él, y más cuando pensé jamás enamorarme, y aunque tal vez no lo esté, no quiero dejar de disfrutar todas la sensaciones que me regala su forma humana, si señores, Anubis me vuelve loca. Cuando nuestros labios se alejan él no me suelta, si no que me mira de nuevo sin decir nada y me atrae a él pero esta vez me abraza, una de sus manos toca mi cabeza acariciando mi cabello y su otra mano no se aleja de mi espalda, este abrazo me sabe a qué necesitaba que alguien le diera amor, y también me hace saber que yo necesitaba que alguien me hiciera sentir que estaba ahí para mí.

Cinco minutos después una flecha entra por la ventana y sonreímos, ambos caminamos hasta ella y ahora yo la abro.

—Restaurante italiano

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—Restaurante italiano... creo que por esa razón nos vistió así, —Anubis me mira de pies a cabeza y levanta una ceja esperando a que diga algo. — ¿Por qué me miras así?

—Porque, no sé qué más esté en los planes de Eros, pero en lo que a mi concierne... yo me muero por descubrir lo que hay debajo de ese vestido. —dice con voz ronca y trago saliva nerviosa, si pudiera leer mis pensamientos ahora sabría que estoy llena de deseo por él, pero tenemos que seguir el juego de Eros.

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