LA NINFA TORTUGA

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En ese mismo instante la puerta de la biblioteca se abre azotándose contra la pared, enojado entra Anubis, se acerca a mí y me toma de la mano levantándome de silla en la que me encontraba

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En ese mismo instante la puerta de la biblioteca se abre azotándose contra la pared, enojado entra Anubis, se acerca a mí y me toma de la mano levantándome de silla en la que me encontraba.

—Quiero que te alejes de ella...—le dice furioso a Apolo y este se para también retándolo con la mirada.

—Anubis debes calmarte, no está pasando nada aquí...—le comento llamando su atención pero no me mira.

— ¿No está pasando nada aquí? Este imbécil te rebeló esto por algo, si no quisiera nada no te hubiera comentado nada.

—Helena fue parte de mi vida, ella me crío y por ella pude regresar al Olimpo aquella vez, no puedes prohibirle que no se acerque a mí, tuvimos nuestras experiencias estando juntos y no puedes hacer nada al respecto. —le dice Apolo acercándose a él.

—Eres un enfermo como todos lo depravados de tu cultura, ella es tu hermana y está conmigo ahora, saca de tu cabeza la imperiosa necesidad de tener una oportunidad sentimental con ella.

—Oye Anubis, basta... yo soy de su cultura. —le digo molesta y me suelto de su mano. —Y solo para que les quede claro a los dos, ya ocasione una guerra y no estoy dispuesta a ocasionar otra, esta vez seré clara con lo que quiero, las cosas como son, Apolo lo siento... te quiero mucho y es cierto que vivimos muchas cosas maravillosas mientras creciste como Líam pero... hoy por hoy amo a Anubis, te lo dije... eres mi hermano y mi mejor amigo pero no pasará de ahí, lo siento.— él asiente un poco decepcionado y baja la mirada mientras me giro hacia Anubis.—Y tu... debes aprender a pensar como humano y no como un chacal imbécil, no soy de tu propiedad ni un premio para que te atrevas a prohibirme cosas o decirme que debo hacer, te amo pero te juro que si vuelves a insultar mi cultura yo misma terminaré con esto que estamos intentando, ahora "caballeros" me voy a dormir y no me molesten.— enfadada camino y salgo de la biblioteca.

Mientras me dirijo a los elevadores y voy perdida en mis pensamientos sobre lo que acaba de ocurrir tropiezo con algo pequeño que anda por el suelo, adolorida me quedo sentada y veo el objeto... es una tortuga.

— ¡Oye! ¿Podrías tener más cuidado?— le escucho reclamarme y de repente una luz la ilumina y se transforma en una muy hermosa chica de cabello rojizo con el uniforme del Clan Griego.

—wow, disculpa venía distraída... ¿Cómo te llamas? ¿Qué hacías ahí convertida en tortuga en pleno pasillo y a estas horas de la noche? — le pregunto parando y sacudiendo mi vestido.

—Agradéceselo a Hermes, soy la primera tortuga creada... me transformó en esto porque no llegué a tiempo a la boda de Zeus y Hera, Hermes se enojó tanto cuando me vio tomando una siesta que me arrojó al estanque más cercano y me condenó diciendo que ahora cargaría mi casa por la eternidad, ¿puedes creerlo? Por cierto... mi nombre es Quelona. — me explicó con suma lentitud en su voz y una calma impresionante, sus ojos se miraban cansados y bostezaba intercalando sus palabras.

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