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Entre sus ansias y frustración, llego rápido a la espaciosa e iluminada oficina de tonos crema de su jefe, quien estaba leyendo un libro del mundo humano y noto la presencia del de cabellos plateados, pero igual siguió leyendo.


- ¿Qué necesitas de forma tan urgente que ni si quiera tocas la puerta, Jeonghannie? – Sabía que estaba algo molesto su jefe al interrumpirlo de esa forma, pero su propia molestia era mayor así que poco le importo.


- Necesito que me cambies al humano que cuido, porque no puedo más con el que tengo. Si no es posible eso, entonces tan solo deja a este humano con otro ángel y dame cualquier otro trabajo – Seungcheol miro por sobre su libro al de ojos celestes que tenía una expresión llena de rabia y cansancio. Soltó luego un largo suspiro al tener que detener su lectura, dejando de marca paginas una pluma y luego dejar su libro en el escritorio de cristal.


- ¿Por qué quieres eso? ¿Qué te llevo a querer cambiar al humano bajo tu cuidado? – Pregunto con calma y algo de fastidio, queriendo acabar pronto eso para seguir leyendo la historia de romance que cada vez se acercaba más al clímax.


Jeonghan apretó sus puños e intento calmarse un poco para explicar – Estoy cansado de cuidarlo. Desde que ese humano empezó a gatear, no he parado de trabajar teniendo que mantenerlo con vida, ¡Es como si inconscientemente fuera un suicida! ¿Cómo es posible? Siento que mi cabello ahora más que ser plateado está lleno de canas, ¡Debes cambiármelo! No puedo soportar seguir cuidando a ese torpe ser – Se quejó muy molesto, cruzándose de brazos y tensando sus músculos, más al ver que la expresión del de cabello castaño claro no cambiaba, siguiendo indiferente y hasta algo curioso.


- Jeonghan, has hecho un buen trabajo manteniéndolo aún con vida a pesar de esa mala suerte que dices que tiene, así que deberías seguir encargándote de él – Le quito importancia el de largas pestañas, encogiéndose de hombros. El menor frunció sus cejas con rabia.


- No, no quiero seguir encargándome de él. Tu desde ese escritorio no tienes ni idea de cómo es tener que estar 24/7 sobre un humano, teniendo que vigilar que no esté a punto de morir por alguna jodida extraña razón. Necesito un descanso, ¡Todos los otros ángeles están casi libres! El mío ya tiene 25 y en vez de dejar de ser torpe, tiene problemas que incluso son más peligrosos y hasta mortales. Asígname cualquier otro trabajo, pero permíteme librarme de él – Se iba a acercar, queriendo golpear ese maldito escritorio, pero el mayor le hizo una seña para que se quedara ahí.


- Mira Jeonghan, tu eres solo un poco menor que yo, por lo que tienes mucha experiencia en este trabajo, sabes que tiene sus altibajos, así que deja de ser un bebé llorón y vuelve junto a... Joshua y vigila si está bien. Desde un inicio tu aceptase el trabajo así que debes acabarlo como corresponde – Había invocado un libro en donde se abrió justo en la página donde estaba la lista de los humanos que Jeonghan había cuidado y el que ahora cuidaba, dando un vistazo a su nombre – Y el resto de ángeles quizás no tienen que soportar tanta mala suerte por parte de su humano, pero siguen trabajando, por lo que no intentes compararlos – Cerro el libro con brusquedad, demostrando que se estaba molestando.


- Seungcheol, entiendo que dices, pero no lo encuentro justo y debes intentar comprenderme a mí, sabes que pocas veces pido algo, así que ¿Podrías por favor camb...? – Una fuerte corriente de viento le corto sus palabras.


- No, Jeonghan. Rechazo tu absurdo pedido, así que antes de que me moleste, vuelve junto a tu estúpido humano a seguir con tu trabajo – Jeonghan se quedó quieto en su lugar con los ojos abiertos hacia su jefe.


¿Qué?


¿Se refirió a su humano como "estúpido"?


Tensando su mandíbula y fulminando al castaño con sus ojos, quien volvió a tomar su libro marcando el fin de su conversación, tomo la decisión más estúpida de todas.


Pero, ¿Qué esperaban si ya estaba enojado y aparte se refirió mal al humano que solo él podía molestar y referirse como estúpido?


- ¡QUIERO RENUNCIAR A ESTA MIERDA DE TRABAJO! – Grito mientras se dirigía a un gran estante de madera blanca, tirándolo abajo con una fuerza que salió impulsada por su ira. Sintió liberar un poco la tensión de su cuerpo con ese impulsivo y agresivo acto, pero más satisfacción sintió cuando vio una expresión de pánico en su jefe que se puso de pie de golpe. Una risa burlona empezó a salir de sus labios, ¿Quizás el estrés lo estaba volviendo loco?


Se calló al ver que tras Seungcheol inspeccionar con sus tristes ojos todos los libros esparcidos por la oficina y aplastados bajo el estante, miro a Jeonghan con fuego en sus ojos.


- Estas exiliado, Jeonghan – Esas palabras siendo ordenadas por un arcángel provocaron que su cuerpo se tensara y fuera cambiando su aspecto al humano, donde el plata de su cabello cambio al negro y sus celestes ojos a un tono café oscuro – Si recapacitas tus acciones en la nueva vida semihumana que te concederé, volveré a aceptarte en el cielo trabajando. Puedes hacer lo que quieras, pero tu cuerpo tendrá una vitalidad que te impedirá quitarte tu propia vida ni la del humano que cuidaste – La garganta del ahora pelinegro se cerró y se tuvo que cubrir los ojos al ya no poder soportar la divina luz que desprendían los ángeles en su puro aspecto – Ya que no te harás responsable de tu humano, dejemos que la vida haga lo que quiera con él. Fue tu elección – Lo escucho decir con contenida rabia, a lo que segundos después cayó al suelo al no aguantar más con su ahora débil cuerpo.


Solo sintió alivio de al fin quitarse esa responsabilidad de encima respecto a Joshua Hong.


Sin embargo, también tenía terror al tener que vivir como humano durante algunos años, ya que su sociedad era desordenada y malvada.


No era la primera vez que lo castigaban de esa forma, pero al menos las otras veces fue por razones más razonables que solo desordenar algunos libros de su jefe.


Con dificultad abrió los ojos para ver a Seungcheol ponerse de pie a un lado suyo, sacando un tipo de móvil para probablemente pedir que se lo llevaran a alguna sede de la recapacitación de ángeles exiliados.


- Imbécil – Logro murmurar, a lo que el mayor soltó un suspiro de fastidio y se agacho a su lado, dándole un golpe en la cabeza con su libro.


- Esto es por tu bien, idiota – Fue lo último que escucho para al fin perder la consciencia.


Un trabajo difícil (JIHAN)Where stories live. Discover now