11.- ALTA MAR III.

148 14 0
                                    

POV MAYTE:

Me vine a mi cuarto. No sé cómo tuve valor de confesar todo. Comencé a llorar de los puros nervios. Y la culpa. Sentí mucha culpa de no haberle dicho antes. Se ha perdido 4 años de la vida de su hijo por mi culpa, si me odia no es para menos. Lo entiendo. Solo espero que no odie a mi Eddie...

-May... ¿Estas bien? – Montse llegó a la habitación.

-Más tranquila... Pensé que te quedarías, te gustó el chico moreno.

-Bastante, se llama Jacob, pero tú eres mi otra mitad. – Montse me abraza y termino de soltar mis lágrimas. No dejo de llorar hasta que me quedo dormida.


-¡¡¡Mami!!! – Eddie está saltando en la cama y Montse se ríe de mí.

-Te amo travieso. Eres mi principie. Mi bailarín miniatura. – lo agarro a besos y me lo como entero. No, si yo amo a este niño de una forma increíble. Es una locura. Es que es exquisito. - Mi pequeñito. – tocan a la puerta y Montse va a abrir, pero sale a hablar fuera. Seguro es Jacob. Cochina.

-¡Te amo mamá! – lo amo. Juro que lo amo. Amo despertar a su lado.

-Mayte, te buscan. Dame a Eddie y yo voy a bañarlo. Ven campeón, vamos a bañarnos. Emily dijo que iban a ir al área de juegos con tía Rachel y tío George. ¿Vienes conmigo? – Montse le toma la mano y Eddie la mira sonriendo.

-Bueno, tía Mon. Vamos a bañar.

-Te amo regalón de mamá. – le beso la mejilla con fuerza y mi príncipe se va en los brazos de Montse. Salgo de la cama de un salto, con la energía renovada luego de besarle sus mejillas esquitas y abro la puerta. Me quedo helada.

-Hola. ¿Podemos hablar?

-Eh... Vincent. Sí, dime. – rayos, qué nervios.

-Lamento mi reacción de anoche. Sé que no fue la mejor, pero me tomaste desprevenido totalmente.

-No necesitas explicar, yo entiendo que no quieras ser padre, que no esté en tus planes, descuida que nosotros estamos bien así.

-No es eso, yo sí quiero un hijo. Siempre quise uno. Pero no así.

-Nadie quiere un hijo así, lo sé.

-No me mal interpretes. Quiero conocerlo y todo, pero no me puedo quedar en New York, mi vida no tiene un hogar, mi hogar es en donde haya un escenario.

-Vincent, yo lo entiendo. No necesitamos nada. Vete tranquilo y sigue con tu vida. Yo solo te dije porque debía hacerlo en algún momento. Si tú quieres conocerlo, genial, le explico quién eres pero que no te vas a quedar y ya. Es un niño muy inteligente. Va a entender. – mi voz sonó más firme y seria de lo que pretendía.

-Quiero conocerlo... - susurra asustado.

-Pues se está bañando. En una hora más vamos a ir al área de juegos infantiles. Alcánzanos ahí y lo conoces. – digo con simpleza. Vincent me mira asustado y asiente con la cabeza.

-¿Debería darle un regalo o algo? – murmura nervioso.

-No necesita nada. – sí, soné grosera.

-Sé que no necesita nada. Es un Fisher, todo Estados Unidos sabe quiénes son. Solo quiero ser amable. – me dice molesto pero no espera mi respuesta pidiéndole perdón, solo se va rápido. Suspiro rendida y vuelvo a mi habitación. Montse sale con mi pequeñito envuelto en una toalla, me río de verlo con frío y le busco ropa rápidamente para comenzar a vestirlo.

-Hijo... Hoy vamos a conocer a alguien.

-¿A quién mami?

-Tú has preguntado dónde está tu papá y yo te he dicho que anda trabajando y que trabaja bailando como yo, pero él baila en el extranjero.

-Sí, ¿vamos a verlo? – sus ojos brillaron de emoción y yo solo puedo suspirar.

-Sí. Pero escúchame bien. Lo vamos a ver, vamos a hablar con él y compartir un rato. Probablemente se vean mientras dura el paseo, pero él no vive en New York como nosotros. Vincent vive en Francia. Así que probablemente no lo veamos seguido.

-Bueno mami. ¿Puedo ir con la camisa azul?

Mi pequeño me mira entusiasmado y yo solo asiento. Tengo tanto miedo que Vincent lo lastime. Que no vuelva nunca más y que mi niño quede sólo otra vez. Lo abrazo con fuerza cuando termino de vestirlo y me voy a bañar. Vuelvo a llorar en la ducha y me visto corriendo. Salimos rumbo a los juegos y Montse se encarga de hablar por las dos porque perdí la voz.

Llegamos y mi hermano ya está ahí. Nos acercamos y los niños comienzan a jugar, Aunque Emily es 3 años más grande, siempre juega con Eddie y lo cuida mucho.

-Mayte. – Vincent aparece detrás de mí y un frío recorre mi cuerpo. Me doy vuelta y sostiene un barco de juguete. – ¿Le gustan los barcos? No sabía si elegir un barco o un avión, pero a mí me gustaban los barcos a esa edad.

-El barco está bien, Por eso mi papá eligió un crucero. Eddie quería andar en barco. – mi voz nerviosa se hizo notar. Puedo escuchar a mi hermana murmurándole a Ge con quién estoy hablando.

-Bien, sí, eso es bueno. Barco. – dice nervioso pero más para él que para mí.

-¡Edward! ¡¡Ven hijo!! – lo llamo y mi voz vuelve a temblar. Vincent se retuerce las manos nervioso y se arregla la camisa. Veo a Eddie caminar hacia a mi arreglando su camisa y luego retorciendo sus manos.

-Iguales... - murmura mi cuñada y yo solo suspiro al notarlo también.

-Vincent, él es Edward. Príncipe, él es Vincent Wilcox Tu padre. – juro que no sé de dónde saqué fuerzas para decir eso.

Vincent se arrodilla frente a él y lo mira a los ojos por largos segundos.

-Mira, te traje un barco... ¿Te gusta? Siempre podemos elegir otra cosa.

-Gracias, sí me gusta mucho.

Mi niño, toma su barco con delicadeza y lo analiza a detalle como suele hacer con los juguetes más elaborados. Le muestra su mejor sonrisa y Vincent sonríe emocionado.

-¿Estás triste? – pregunta mi niño y Vincent se limpia la cara y niega con la cabeza. Me sorprendo al entender que está llorando.

-No estoy triste. Estoy emocionado. ¿Me dejas abrazarte, Edward?

-Eddie, papá. Solo Edward dice mamá cuando castiga. – protesta mi niño con un tierno puchero. Vincent se ríe suavemente y lo recibe en sus brazos. Se abrazan y ahora soy yo la que llora ante la imagen impensada para mí. Mi hijo y su padre juntos.

Noche de BaileWhere stories live. Discover now