27.- CONSECUENCIAS.

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POV MAYTE:

El policía me obligó a venir al hospital a que curaran mi herida. Los perros de Richard estaban en el jardín esperándonos. Me golpearon hasta que logré sacar el arma de mi faja. Uso una faja para volver a apretar el abdomen después del parto. Me ayudó, no la sintieron. Pero uno de ellos me hirió con un cuchillo, logró cortarme el brazo. Los obligué a irse. Richard intentó persuadirme pero solo me di el gusto de decirle cuanto me repugnaba antes de matarlo. Fue la mejor decisión. Ya no va a volver nunca más. Ya nunca más va a aparecer. Ya nunca más va a hacernos daño.

Me vinieron a dejar a casa cuando terminé mi declaración. Y Vincent hizo la gracia de llamar a mi familia. Llego y están todos aquí. Qué lindo.

-¿Qué mierda pasó? – Mi mamá hablando así no se ve todos los días.

-Lo maté. ¿Qué hacen todos aquí?

-Eddie me llamó, dijo que había escuchado un ruido fuerte como un disparo y que Vincent no volvía. Que estaba solo en el cuarto con las niñas. Que no iba a salir pero que necesitaban ayuda.

¿Eddie? No fue Vincent.

-No. No fui yo. Llegaron al poco rato que te fuiste. Eddie no ha querido salir. Está cuidando a las niñas en el cuarto. Tu mamá trajo leche así que les dio la mamadera. No me dejó ayudarlo.

Eddie...

Mi niño.


POV VINCENT:

Cada día me siento más ignorado por ella. Me dejó hablando solo y subió corriendo. Entiendo que para ella nada ha sido fácil desde ese día. Pero ni siquiera hablamos. No sé cuánto más resista así. No soy una persona de demostrar tantos sentimientos, ni nada. Pero no puedo seguir sin hablar con Mayte. Me hace peor. Y creo que ella ya no quiere estar conmigo.


POV MAYTE:

-Eddie.

Lo observo desde la puerta. Está en el suelo, entre las dos cunas con la mirada perdida en el suelo. Se limpia las lágrimas y me mira con una sonrisa de alivio.

-Pensé que te había disparado a ti...

-Yo le disparé a él. Intentó llevarme.

-Tienes sangre...

-Sí... Sus perros intentaron darme una lección. Me pude defender. No lograron hacerme más daño que golpes superficiales y una cortada. Estoy bien. La policía los atrapó a los cuatro perros.

-¿Están presos?

-Sí. Y Richard está muerto.

-Sí, papá me lo dijo. Dijo que fuiste con la policía.

-Tenía que dar mi declaración.

-Llamé al abuelo. Perdón. Tenía miedo. Pero no quise dejar solas a las niñas. Ya lloraban suficiente.

-Gracias por cuidarlas tanto.

-Son mis hermanas.

Me deja abrazarlo y mi cuerpo se recompone. Mi bebé está bien. Alguien se aclara la garganta en la puerta y ambos vemos a Vincent cruzado de brazos y con la mirada dura.

-Tus papás quieren saber si estás bien. Sería bueno que hables con ellos. Están preocupados. George y Montse están esperando a saber de ti para irse. – Vincent nos deja solos en cuanto termina de hablar. Suspiro y me levanto del suelo. Eddie se levanta conmigo.

-Papá no puede dormir en la sala para siempre, mamá. – Su mirada se ve mucho más madura que hace tres o cuatro meses.

-Lo sé. ¿Puedes cuidarlas otro poquito, por favor?

-Toda la vida, mamá.

Le beso la frente y observo a mis hijas dormidas. Mis tres hijos son lo más importante en mi vida. Definitivamente sí. Así que decido bajar y ver a mi familia.

-Estoy bien. Me dieron un par de golpes pero nada grave. Ésta cortada fue lo peor. – Mi mamá me revisa la herida al mover el parche para ver por sí misma. – Me pusieron puntos. Dijeron que debía sacarlos en un par de semanas. Me conseguí un arma hace unas semanas, sabía que iba a volver y necesitaba estar preparada. Sabía que esta vez iba a estar sola cuando apareciera y no me equivoqué. Me defendí sola. Le disparé y lo maté. Estoy bien.

-Nadie puede estar bien luego de dispararle a alguien.

-Puede ser, Ge, pero estoy bien. Estoy aliviada de saber que ya nunca más va a volver.

-Necesitas ir a un psicólogo, Mayte.

-No necesito nada, Montse. Estoy bien.

-¡No estás bien! ¡Nadie puede estar bien! Lo que te pasó ha sido horrible y no has dejado que absolutamente nadie te ayude. Ni siquiera Vincent. Abre los ojos. Necesitas ayuda, maldita sea. Acéptala. Busca un maldito psicólogo. Ayúdate. Cuídate. O no te quejes cuando te quedes sola.

-Montserrat. – Mi mamá la mira con reproche.

-¿Me equivoco? Veo perfectamente cómo van de mal las cosas entre ustedes y realmente me entristece mucho pensar en que lleguen al final porque no eres capaz de aceptar que necesitas ayuda. Te amo hermana, pero necesitas ayuda. – Montse me mira muy enojada. Nunca había visto una mirada así en sus ojos. Jamás.

Sé que necesito ayuda, pero no estoy lista para pedirla. Y no vamos a llegar a ningún final.

-¿Estás segura de eso? No es normal que Vincent duerma en la sala desde hace casi 3 meses cuando volviste a casa. – el regaño de Montse me hace fruncir el ceño. Tengo que dejar de pensar en voz alta. – Esas mantas no han salido de aquí en todo este tiempo.

-Monte... No intervengas. Ellos sabrán como lo resuelven.

-No Ge. Me importa cómo se resuelva así que voy a interferir todos los días hasta que me hagan caso.

-No tengo que hacerte caso. Es cosa mía como resuelvo mi matrimonio. Mi familia y mi cabeza. Quisiera que se vayan de mi casa, por favor.

No están muy de acuerdo pero se van de todos modos y nos dejan solos. Vincent me mira preocupado. Toma las mantas y empieza a armar su sillón como cama. Solo lo observo en silencio. Él tampoco dice nada.

Sé que Montse tiene razón. Que necesito ayuda, pero no estoy lista para pedirla... Sé que necesitamos ayuda los dos. Pero no sé si quiero arreglarlo realmente. No sé si puedo permitir que me vuelvan a tocar... No lo sé.

Me voy a ver a mis hijos y Eddie esta medio dormido tal como lo había visto antes.

-Ve a dormir bebé. Descansa.

-Sí, mamá. Te amo. Y ya deja que papá duerma en la cama. Le duele la espalda pero no le gusta quejarse. – Me da un beso en la mejilla y se va a su cuarto. Mi suspiro es largo y quejoso. Me siento triste. Me siento otra. Me siento... Me siento sucia. Alimento a mis hijas y me voy a dormir.

Noche de BaileWhere stories live. Discover now