VIII

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Hacia rato que estaba percibiendo la angustia o desesperación de un omega, el olor se le metía por las fosas nasales y hacía que su alfa se encrespara en su pecho, gruñendo desesperado por aplacar ese olor. Había entrenado durante toda su vida al igual que sus hombres para que cualquier estímulo de un omega no les afectase en lo más mínimo, pero justamente ese olor lo estaba desconcertando, volviéndolo loco. Lo estaba haciendo fallar en los movimientos que se sabía de memoria que incluso podría hacer con los ojos cerrados. Además, ¿en qué puesto quedaría si perdía contra uno de sus guerreros más novatos en una pelea cualquiera de entrene? Soltó una maldición y con un golpe de espada dejó al hombre en el suelo indefenso con su arma apartada de él unos cuantos metros, venciéndolo al fin. Nada más lo derrotó se giró de sopetón buscando el lugar donde emanaba la fuente del espeso aroma que lo estaba perturbando hasta hacerle perder la razón y que su alfa se revolviese inquieto.

Miró las gradas. Louis se encontraba abrazado a Niall y se sacudía violentamente mientras soltaba sollozos y el rubio le acariciaba la espalda reconciliadoramente.

Frunció el ceño respirando hondo y se acercó saltando de grada en grada hasta alcanzarlos. Le salía humo de la cabeza por lo rápido que iban sus pensamientos sacando conclusiones sobre cuál sería el motivo del llanto del omega.

-¿Krolik? -preguntó frunciendo el ceño.

Este levantó la cabeza mostrando su cara empapada de lágrimas y los ojitos empañados y rojizos. Mirándole tentativamente.

-¿Qué coño está pasando? -Harry comenzaba a perder la paciencia, los dos omegas lo único que hacían era mirarlo sorprendidos. -Niall, vete. Ya. -gruñó

Niall parpadeó, sin moverse. Louis lo tenía muy fuerte cogido y no lo dejaba irse.

-Niall... -bramó apretando la mandíbula y los puños.

El omega se asustó y pegó un bote, levantándose y corriendo hacia Zayn, no sin antes darle un pequeño beso en la frente a Louis como despedida.

Harry tomó el asiento que tenía antes Niall observando fijamente como el omega aún no había parado de llorar.

-¿Sabes que no has parado de llorar desde que estás aquí? Lloras cada cinco minutos, conejito.

Louis soltó un bufido bajando la cabeza y mirando hacia el suelo.

-No me jodas que te has vuelto a comer los frutos que te dije que no tocases. -Harry soltó mirándolo acusadoramente, Louis casi suelta una risita.

Hacia aproximadamente una semana que Harry había llegado a casa con una bolsa llena de frutos extraños de color rojo brillante, que había pedido a Louis que no tocase. Pero esa mañana no le habían traído el desayuno y él se moría de hambre, por lo que se comió bastantes frutos. Al cabo de un rato, su garganta comenzó a arder y su cara se había quedado dormida, lo único que podía hacer era llorar, cosa que hizo hasta que llegó el alfa a casa por la noche. Louis tiene grabado el recuerdo de la cara de Harry cuando entró a la cabaña y vio el panorama de Louis y los frutos. Quizás luego la bronca no fuese tan graciosa, pero su cara en ese momento si que lo había sido.

-Louis...

Él no quería contárselo porque sabía que el alfa era un insensible y no tenía sentimientos, pero finalmente explotó, de todas formas no podía perder nada ya.

-E-es que todo se ha vuelto demasiado. Y-yo no creo que aguante más. Estoy comenzando a cansarme de todo. -explicó bajito, mientras soltaba más lágrimas y sollozos que interrumpían sus palabras.

Harry no sabía cómo reaccionar, pero sabía que todos los hombres que estaban entrenando tenían su mirada fija en la escena que se estaba desarrollando. No podía dejarles pensar que su jefe se dejaba mancillar por un omega. Por lo que con un solo brazo lo levantó de la cintura, haciendo que el omega soltase un gritito, y se lo llevó a un lugar más apartado, lejos de las miradas de los curiosos.

Khrretz [L.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora