XII

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Harry se encontraba de pie frente a la cama, no podía dejar de mirar el pequeño bulto enrollado en mantas que descansaba ahí tranquilamente. Los demonios de su cabeza le atormentaban día y noche. Era un egoísta por querer mantenerlo a su lado. El pequeño príncipe se merecía algo mucho mejor que el jefe más salvaje de todos los reinos. Pero, era más egoísta al pensar que al que más le jodía la situación era a él, le cabreaba de sobremanera que el puto conejito se hubiera metido en sus sesos hasta el fondo. Le encantaría poder sacarlo de ahí y ser capaz de follarse a cualquier omega que se le pusiera en medio, sin embargo, no podía.

Si tuviera que lidiar una guerra por mantenerlo a salvo lo haría sin pensárselo.

El susodicho se removió entre las sábanas, como si supiese lo que Harry estaba pensando de él. Sin embargo, en realidad estaba buscando la presencia del alfa en la cama.

No había amanecido todavía. Debía de ser muy pronto en la mañana.

-¿Harry? -dijo Louis con su suave voz somnolienta. Se refregó los ojos con los puños eliminando los rastros de sueño y bostezó.

El alfa se alejó de la cama y comenzó a recoger el pergamino que había dejado a medias de escribir la noche anterior. Se sirvió un vaso de licor y se lo tomó de un golpe seco.

-¿Qué haces despierto a estas horas un domingo? -Louis se había incorporado en la cama, ahora observaba fijamente sus movimientos. -Vuelve aquí...

Tras dar un par de vueltas más por la habitación, se acercó a la cama. Parecía ansioso, como si intentara ocultar su preocupación y nerviosismo.

-¿Estás bien? -le preguntó finalmente Louis.

Harry se sentó en la cama dándole la espalda al desconcertado omega y se frotó las sienes. Gruñó y se volvió a levantar. Comenzando de nuevo a caminar sin rumbo, inmerso en sus pensamientos.

Después de un largo silencio, habló.

-Me voy al norte. Dos semanas. -respondió el alfa de forma tajante.

Escuchó su propio corazón romperse y sintió unas ganas de vomitar inmensas.

-¿Nos vamos o te vas? -preguntó el omega al borde de una crisis sentimental.

-Yo solo.

¿Por qué?

-No. Harry. Tengo que ir. -no sabía muy bien si le estaba suplicando ir o si en realidad era una orden. -Tú celo...

-No lo hagas más difícil. -le cortó Harry. A pesar de ello, Louis juraría que estaba afectado.

-¿Me vas a dejar aquí solo...? -no quería echarse a llorar, pero las lágrimas comenzaban a acumularse en sus ojos.

Harry gruñó y apretó los puños, como cada vez que estaba a punto de destrozar algo. Su pregunta le había dolido como un latigazo en la espalda. Pero no contestó, guardó silencio y se sirvió otro vaso.

Cada vez le costaba más respirar. ¿Desde cuando se había vuelto tan dependiente del alfa? Por dentro sentía como que era una necesidad básica tener a Harry a su lado para seguir viviendo, era comparable a beber o comer.

-Obedece a Badkar en todo lo que te diga y no pierdas de vista a Niall. -murmuró por lo bajo con voz grave. Si Zayn se iba con él al norte era porque se trataba de un asunto de suma importancia. Ya que Zayn era la persona en la que más confiaba Harry para dejar al mando de la tribu en su ausencia.

Badkar era un soldado que solía estar siempre alrededor de Harry; normalmente, estaba vigilando la puerta de la cabaña pero también lo había visto hablar muchas veces con el jefe de cosas que parecían ser relevantes. Por lo que llegó a la conclusión de que éste era el encargado de tomar las riendas de la tribu mientras que Harry estaba fuera.

Khrretz [L.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora