13. La bañera.

3.8K 643 304
                                    




1958, Ciudad de México.





Emilio


El rostro de mi compañero de habitación estaba totalmente trastocado, sus labios rosados estaban reventados y su nariz seguía sangrando en abundancia, pero lo que más me impacto fue su mirada llena de miedo e impotencia.

Por un momento pude ver la mirada que veo todo los días en el espejo cuando deslumbro mi reflejo, Joaquin estaba herido, y ha decir verdad parecía que las heridas físicas no eran las que más le dolían.

—Gracias por ayudarme Osorio.Respiraba con dificultad puesto que sus fosas nasales estaban obstruidas por el acumule coágulos rojizos. 

Pongo mis brazos en su espalda ayudando a que logre el equilibrio para ponerse de pie, su brazo derecho se aferra a mi cuello y recarga su cabeza en mi hombro. Pongo mi mano en su cintura y lo atraigo más a mi cuerpo para ayudarlo a caminar con mayor facilidad. 

Abro la puerta de nuestra habitación con dificultad cuidando que el cuerpo de Joaquin se mantenga junto al mio. Intento encaminarlo a su cama pero me percato que su maleta esta totalmente vaciada sobre ella, por lo que decido no perder más tiempo y lo acuesto sobre la mía. Le quito sus botas y la boina color verde y las coloco sobre el mueble de madera del fondo. Quiero intentar aliviar sus heridas, intentar darle comodidad y sanación.

—Osorio, no quiero molestar, yo mismo acomodare mis cosas y me acostare en mi cama.No permito que continué con sus pretextos por lo que me acerco de manera apresurada a su cuerpo y hago que vuelva a pegar su espalda sobre mi colchón. Su mirada se centra en la mía más de la cuenta, haciendo que mis mejillas se sonrojen. —Gracias.

Sin decir más deja caer por completo su lastimado cuerpo sobre mi cama, yo lo arropo con las mantas y me pongo de pie en busca de lo que sea que encuentre en la habitación que me permita curarlo. Me dirijo al baño y me parece buena idea mojar unas toallas con agua caliente, empezar por limpiar su rostro me parece buena idea.





Joaquin


Mantengo mis parpados cerrados, puesto que mi cuerpo se siente tan debilitado que no logro mantener las fuerzas para verificar que es lo que pasa en la habitación. Osorio salio hacia el pasillo hace bastantes minutos dejándome en este silencio abrumador que me hace recordar el ataque que viví hace un par de horas.

La cerradura vuelve a girar y alcanzo a oír como unos tímidos pasos se acercan hacia la cama. Inmediatamente siento que el peso del colchón tiende hacia un costado dándome a entender que alguien esta sentado junto a mí. Abro momentáneamente los ojos y veo el rostro del chico rizado totalmente concentrado acomodando un flores amarillas que identifico como árnicas en la pequeña toalla de baño de la habitación, y una sonrisa fugaz se acomoda en mi rostro.

Inmediatamente vuelvo a cerrar los ojos para comenzar a sentir como con pequeños movimientos el calor de la tela se impacta contra mis heridas haciéndome sentir un alivio casi inmediato. 

Camuflaje - EmiliacoWhere stories live. Discover now