22. Clase de matemáticas.

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Maratón 2/3




1958, Ciudad de México.



Joaquin


El examen que tanto temor tenia presentar esta a escasos minutos de dar inicio, para ser sincero las matemáticas no eran algo que me apasionara, por lo que estaba casi seguro que los resultados no iban a ser favorables. El cadete Alvarez comienza a nombrar en voz alta el apellido de alguno de los compañeros de clase, al escuchar mi apellido, siento como el sudor en mi frente se incrementa.

—Muy bien muchachos, los alumnos que he mencionado presentaran el examen el día de mañana, los que no nombre lo presentaran hoy... Sera de manera oral, en la pizarra frente a todos.

Sentí como poco a poco mi cuerpo dejaba salir todo el nerviosismo que se había acumulado en mi interior, consiguiendo un poco de paz por haber recibido la noticia que esta tortura se iba a postergar un día más. 

Pero no me duro mucho la tranquilidad al caer en cuenta que Emilio estaba en la misma clase que yo, y que su apellido no había sido nombrado en el recital que acababa de realizar el cadete, por lo que él si tenia que presentar el examen de manera inmediata.

Busco sus ojos obscuros en los pupitres de lado izquierdo del salón, pero antes de que pueda ser capaz de llamar su atención la voz de cadete vuelve a resonar.

—De acuerdo soldados, el primero que pasara sera Osorio.Los ojos de Emilio se aferran a los míos en un intento por tranquilizarse. Siempre he creído que a veces la vida es demasiado irónica, por supuesto que presentar un examen oral frente a todo el salón de clases llevaría al limite del nerviosismo a cualquier persona, y más si el profesor decide que seras el primero de todo el grupo en presentarlo.

No podía hacer nada para ayudarle, lo único que tenia para ofrecerle era mi apoyo silencioso, intentando que él leyera en mi mirada lo mucho que confiaba en él y que estaba realmente seguro que podía lograr cualquier cosa que se propusiera.

—Muy bien Soldado Osorio, este es el ejercicio que realizara.

La mirada sobrepasada de Emilio asintió hacia la dirección del cadete, demostrando que había comprendido las indicaciones.

Bastaron un par de minutos para que el gis dejara de rechinar en el pizarron, dejándolo en la base del mismo indicando que había terminado de realizar la operación.

El cadete Alvarez se tomo solo un par de segundos en verificar que el resultado de la ecuación estaba correcto, pero como la cosa estaba siendo demasiado fácil según él, le pidió a Emilio que explicara su procedimiento en voz alta.

Para sorpresa de todos Emilio solo se dispuso a poner su mirada sobre la mía, y sin dilación recito paso a paso cada uno de los procedimientos que había realizado. 

—Muy bien Osorio, tienes 10.

Todos en la clase estaban gratamente sorprendidos, lo había conseguido. Yo por mi parte también estaba lleno de sorpresa, y no precisamente por ver que Emilio logro exponer frente a todo el salón, puesto que yo confió en la capacidad que tiene para controlar todos esos pensamientos que suelen agobiarlo en su cabeza; lo que me tenia realmente sorprendido era su habilidad para las matemáticas, eso si que era algo digno de admirar.

Camuflaje - EmiliacoDove le storie prendono vita. Scoprilo ora