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Slytherin iba caminando lentamente por el pasillo junto a Ravenclaw, el leía un libro mientras ella platicaba sobre cualquier cosa. De repente Raven ve algo por el rabillo del ojo, freno y agarra el brazo de Sly para que pare también.

-Voltea disimuladamente hacía tu izquierda. -le susurró Ravenclaw a Slytherin.

-¿Que se supone que debo ver? -le pregunta a Raven luego de hacer lo que le ordenó.

-¿No lo viste? Estaba ahí -exclama Raven apuntado hacia una esquina-. Siempre logra escabullirse.

-¿Quién? -pregunta Sly curioso.

-Hufflepuff, siempre te está espiando.

-¿A mí? -Sly estaba completamente descolocado ¿Hufflepuff? ¿El tipo medio loco pero buena onda?

-¡Dah! Eres demasiado imbécil como para no darte cuenta. -dice Raven.

-¡Oye! Para empezar no soy imbécil y segundo; Hufflepuff no me espía, tu solo deliras.

-No "deliro", es obvio que esa gotita de azúcar está completamente loco por la serpiente, osea tú. -informa Raven apuntándole con un dedo.

-Estás loca. -la serpiente negó con la cabeza y siguió caminando.

•••

Slytherin no encontraba una respuesta lógica de porque no podía dejar de pensar en lo que le había dicho Ravenclaw.

Hufflepuff era muy simpático pero demasiado positivo para su gusto, pareciera que sudara azúcar con amor y eso no le agradaba. Sin embargo no podía negar que tenía unos hermosos ojos color café que se ponían más brillantes cuando hablaban de algo que le gustaba o ese pelo ruloso que le caía desordenadamente por su frente y que no se molestaba en ordenar, sin mencionar la forma inocente de ser y la forma en la que siempre jugaba con sus manos cuando hablaba con él.

Y de repente se encontró pensando en sus labios, esos labios rosados pero resecos. Recordaba perfecto el tono aperlado que adquirían cuando el tejón pasaba su lengua por ellos para humedecerlos.

¿Enserio esa bolita de algodón lo espíaba? Era cierto que en algunos momentos se sentía espiado pero jamás pensaba que podría ser Hufflepuff el responsable.

Se levantó de la cama dispuesto a conseguir respuestas.

•••

Hufflepuff caminaba distraídamente por los pasillos, aún pensado en lo cerca que estuvo Slytherin de haberlo visto esa tarde. Pero en vez de asustarse se sentía emocionado, la adrenalina era algo que le gustaba sentir.

De repente una mano lo toma del brazo y tira de el. Cuando se compuso de la sacudida se dio cuenta que estaba en una sala que sólo contaba con una mesa y dos sillas.

-Hola. -al escuchar una voz detrás suyo se da la vuelta encontrándose con la pícara sonrisa de Slytherin.

-H-hola. -se maldice internamente por titubear-. ¿Que pasa? ¿Porqué me tr-trajiste acá?

-Hoy estaba hablando con Raven y me dijo algo muy interesante. -comenzó a decir Slytherin mientras se paseaba alrededor de Hufflepuff, como un depredador ve a su presa.

-¿Q-que te dijo? -Huff sospechaban que le había dicho y no le gustaba para dónde se dirigía la conversación.

-Que tú... -Sly se acercó rápidamente quedando a solo unos escasos centímetros de Hufflepuff, haciendo que esté se sonroje completamente- ...me espías. -dado el corto espacio Hufflepuff pudo sentir como el aliento de Slytherin chocaba directamente es sus labios, lo único que rogaba es que la serpiente se alejara o si no iba a hacer algo de lo que seguro se arrepentiría.

-Ah -solo esa palabra salió de la boca del tejón ya que la cercanía no lo dejaba pensar con claridad.

Slytherin se hizo para atrás tan rápido como se acercó y siguió dando vueltas alrededor de Hufflepuff-. ¿Y es cierto?

-¿Que cosa? -Huff aún estaba un poco perdido. Sly soltó una pequeña risa ya que el tejón le causaba demasiada ternura.

-Que me espías.

-¡Ah! Eso, n-no, no e-es verdad ¿porque lo haría? -Huff estaba completamente colorado y desesperado por salir de esa situación.

-Por que te gusto. -el color en la cara del tejón aumento más-si eso era posible- y Sly se preguntó si estaría bien si se acercaba y lo besaba en ese momento.

-¡¿Qué?! ¿T-tú gus-gustarme? Noooooooo, eso sería i-imposible y r-raro... A-ambos som-mos hombres.... Además n-no eres mi tipo... ¡N-no es-stoy diciendo q-que eres feo! Nonono, e-eres hermoso... ¡Tampoco q-quería decir es-eso!... ¡No me gustas! -con ese último grito Hufflepuff dio por terminada su patético intento de escusa.

-Bueno, eso es una pena. -informó Slytherin sabiendo de la patética mentira por parte del tejón.

-¿Por q-qué? -preguntó el tejón con la vista pegada en el suelo.

-Por que creo que tú me gustas, pero como yo no te gusto será mejor que me retiré.

Slytherin comenzó a abrir la puerta pero el llamado de Hufflepuff lo detuvo-. ¡Espera! No e-es que n-no me gustes, tal vez lo ha-hagas, n-no estoy diciendo q-que si pero ta-tampoco es-estoy diciendo que no ¿entiendes? por...

Slytherin harto de escuchar los balbuceos del tejón se acercó rápidamente, puso una mano en su cintura y la otra la puso en su mejilla, lo acercó rápidamente y estampó sus labios contra los de él.

Hufflepuff sentía que veía estrellas y Slytherin sentía que probaba el mejor manjar del mundo. Sus labios danzaba ferozmente contra los del otro, de vez en cuando alguno soltaba un gemido de placer y se apretaban haciendo chocar sus pelvis. En un momento de atrevimiento Slytherin puso ambas manos en el trasero del tejón y comenzo a apretar mientras lo besa y soltaba gemidos de placer.

¿Porqué no se había dado cuenta antes de cómo el pequeño Hufflepuff lo miraba? ¿Porqué Hufflepuff no había confesado sus sentimientos antes? El beso era la gloria y ambos estaban seguros que jamás iban a poder parar de probarse el uno al otro.

Cuando se cansaron juntaron sus frentes y suspiraron.

-Ese fue el mejor beso de toda mi maldita vida. -dijo Slytherin con la respiración completamente agitada-. Quiero más.

Y sin previo aviso volvió a devorar la boca de Hufflepuff, introdujo su lengua de forma lenta, tantiando el terreno, tampoco quería asustar al tejón, pero al ver que era bien recibido intrujo su lengua con más fuerza y determinación. Ambos se sintieron mareados pero no les importo, pensaron que estaban delirando por lo bien que se sentían. Estaban más que seguros que el cielo quedaba pendejo al lado de ese beso. Sus lenguas humedas comenzaron explorando cada lugar de su boca (y fuera de ella). Hufflepuff metió sus manos dentro de la polera de Slytherin y con sus manos comenzó a recorrer su torso bien marcado mientras la serpiente seguía apretando su trasero. Los gemidos era tan fuertes pero a ningúno le importó, en ese momento estaban dejando claro sus sentimientos y que no querían parar. Y no pararon. Esa pequeña habitación fue testigo del amor entre un tejón y una serpiente.

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SlytherpuffWhere stories live. Discover now