Slytherpuff

27

—Okey —comenzó a hablar Ravenclaw—. Hoy nos reunimos aquí para...

—No nos vas a casar, ¿puedes comenzar ya? —preguntó fastidiado Slytherin. Él y Gryffindor se hallaban sentado en el sillón de la sala común de la águila.

Los había citado para que comenzarán a "llevarse bien" una idea patética para ambos.

—Bien, señorito insoportable. —Raven giró los ojos y volvió a empezar—. Hoy estamos aquí para declarar la paz entre Serpiente y León...

—Eso no va a pasar —interrumpió Gryffindor.

—No. Me. Vuelvan. A. Interrumpir. —la Águila comenzaba a perder los estribos—. La paz entre Serpiente y León hoy será posible. Comenzaremos con un ejercicio fácil. Digan algo bonito el uno del otro.

—Te odio —dijo Gryffindor.

—Espero que te encuentres en una habitación sin forma de salir junto a un Dementor —replicó Slytherin.

—Eso estuvo perfecto chicos —miente Raven.

—Superó mis expectativas —dice Hufflepuff, que se encontraba sentada en una silla observando divertida lo que pasaba.

•••

—Bien. Segundo intento —la águila respiró profundamente y prosiguió—. Voy a dar dos opciones y ustedes tienen que elegir.

—¿Eso de que va a servir? —preguntó Slytherin.

—Para saber que tanto tienen en común. Ahora cállate —ordenó Ravenclaw—. Que prefieren, frío o calor

—Calor —contesto Gryff.

—Frío —dijo Sly. Cuando oyó la respuesta de su enemigo abrió la boca impresionando y lo volteó a ver— ¿Cómo vas a elegir el calor sobre el frío? ¿Te caíste de chico? Idiota.

—Yo no dije nada de tu horrible gusto así que te callas.

—I-M-B-É-C-I-L.

—Mira mierd...

—¡Basta! —la águila intervino—. Intentemoslo otra vez. Que prefieren, chocolate o fresas.

—Fresas —respondio el león.

—Yo te mato —el Slytherin se levantó de la silla dispuesto a matar Gryffindor pero Raven lo obligó a sentarse y responder—. OBVIAMENTE el chocolate. Tienes que estar muy mal para elegir las fresas sobre la mejor comida del mundo.

—A diferencia de ti, tengo un increíble gusto — contraatacó Gryff.

—Seguro —dijo sarcástico Sly.

—Último intento. Que prefieren, comer o dormir.

—Dormir —respondió Slytherin.

—¡¿Qué?! —exclamó exaltado Gryffindor—. Y yo soy el del mal gusto.

—Ahora si imbécil...

—Me largó —la Ravenclaw salió del lugar derrotada.

—Nonono. Te tengo fe amiga. Solo inténtalo una vez más —Hufflepuf se levantó de su asiento, corrió hacia su amiga y le dio una palabras de aliento que definitivamente le sirvieron a Ravenclaw.

—Está bien.

•••

—¡Última prueba! Si no la pasan obtendrán un castigo tan horrible...

—¿Que puedes ser peor que esto? —preguntó fastidiado Slytherin.

—Tú. Tú eres peor que esto —dijo Gryffindor.

—No. Empiecen —amenazó la águila.

—¡El comenzó! Siempre comienza él.

—¡Es que eres tan insoportable que es difícil no querer insultarte cada cinco segundos! —exclamó Slytherin, pero lejos de lastimar a Gryffindor solo lo hizo enfurecer.

Pero antes de que cualquiera pudiera rebatir un grito los calló:— ¡Dejen de ser unos completos imbéciles! Solo queremos que se lleven bien, ¡Por Merlín! ¿Por qué se les hace tan difícil? Están tan enfrascados en sus absurdas discusiones que no se dan cuenta que ya casi es imposible que nos juntemos los cuatro por qué siempre, ustedes par de animales, comienzan a discutir. Cierren la maldita boca de una vez —para la sorpresa de todos esas palabras salieron de la amable Hufflepuff. Todos se quedaron en silencio. Absorbiendo las palabras de la tejona.

La serpiente miro a la tejona y algo dentro de su estómago se revolvió al pensar que él inconscientemente le estaba haciendo daño. Y se odio por eso. Aunque no sabía porque, sentía la necesidad de arreglarlo.

—Tal vez... Pueda hacer el intento —dijo Slytherin, algo tímido pero tratando de disimular.

—Yo también. Lo lamento chicas, no pensé que esto les afectaba tanto —se disculpo Gryffindor.

Los cuatros se miraron a los ojos y sonrieron.

Puede que hubieran muchas discusiones pero no se cambiarían por nada.

Tal vez Slytherin cambiaría a Gryffindor por un chocolate. Pero solo son detalles.