INTRODUCCIÓN:

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Una vez mi abuela me preguntó por qué no todo el mundo era como yo. Dijo que el amor de pareja estaba tan alejado de mi vida que no me preocupaba ni por los textos que escribían las enamoradas, obras magistrales que, según ella, le gustaban a cualquiera.

Habló sin saber, sacó conclusiones erróneas y se dejó guiar por apariencias. Lo cierto es que, le pese a quien le pese, no soy nadie sin afecto y vivo con el único propósito de amar y ser amada. ¡Porque qué insignificante me siento cuando algo no perjudica mi ser! Experimento emociones cual adolescente teniendo altibajos y por primera vez no me parece pecado hacerlo saber.

Soy una tartamuda de diecisiete años cuyo camuflaje es escribir. No porque quiera resaltar con cualquier barbaridad, sino porque aunque llegué a querer de verdad no pude ni tuve el valor de decirlo. El habla no me ha permitido expresar y una de las soluciones para darle a entender al otro cuán sincero es mi cariño es la escritura. Por eso mismo, ¡alabada sea!

Hace seis o siete meses escuché a un adulto comunicar que los poetas largaban disparates, mamarrachos; que se inspiraban con cualquier cosa y que eran capaz de sacarle jugo incluso a una naranja reseca. Al principio quise maldecir y tirar todo a la borda, mas comencé a pensar en el factor que obligaba a redactar y fue imposible no sentirme en paz. Tanto el poeta como la poetisa se inspiran tanto (pero tanto) que es lógico encontrar disparates... ¡pero disparates liberales!

No sé si mis versos son suficientes para considerarme poetisa. No obstante, lo sea o no, ya me siento una. Tengo la capacidad de soltarme en noches donde soy más Belén que otra persona y esa es la respuesta del porqué.

Qué método eficaz el escribir.

Alma Mía • PoemarioWhere stories live. Discover now