Sinceras son mis disculpas,
si alguna vez lo intimidé
Pero mirar esa perla de oro,
¡mirar cómo se amigaba con el Sol
y hechizaba a cualquiera!Quien dijera que no la veía,
mis condolencias le enviaba
desde acá;
tan perdido y ausentado
de la vida, ¡pobre y estúpido!
Quién fuera Dios
para regalarle un par de ojos
y que pueda observar¿Qué perla,
causante de que usted fijara los suyos,
era la que tenía yo?
Y sé que quizá se avergüenza,
pero, le digo,
la experiencia ya me ganó
Yo sé que usted
desde lo lejos y con cautela
me miraba también
Y si yo tengo que disculparme,
entonces discúlpese
sin razón también
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Alma Mía • Poemario
Poetry"¿Tiene, acaso, una tartamuda, otro método para expresarse sin ser la escritura?" "Desde luego que sí", respondió él al cabo de un silencio incómodo. "¿No eras tú quien hablaba con la mirada y reclamaba, sin escrúpulos ni fronteras, todos los abrazo...