"¿Tiene, acaso, una tartamuda, otro método para expresarse sin ser la escritura?" "Desde luego que sí", respondió él al cabo de un silencio incómodo. "¿No eras tú quien hablaba con la mirada y reclamaba, sin escrúpulos ni fronteras, todos los abrazos que deseabas que te diera? Piensa, Belén, ¡piensa!"