8 PERDIDO

427 59 0
                                    

Por más que Aomine se negó a presentarse en la tercera boda de su mejor amiga Momoi, al final; no tuvo más que aceptar.

El tiempo apenas le ajustaba para llegar después de salir del trabajo, así que tomo el camino más rápido, aunque este fuese también el más peligroso.

La carretera estaba desierta, solo alguien medio loco transitaría en ese terreno montañoso por la noche en plena tormenta de nieve.

¡Maldita sea Satsuki para escoger semejante lugar para su boda!

Cada vez que pasaba por un pueblito, pensaba en quedarse y no asistir al fastidioso evento, pero entonces tendría que pasar la vida con los reclamos diarios de su madre y eso le atemorizaba más que patinar el coche en el asfalto.

Faltaban tan solo unos cuarenta y cinco minutos para llegar, cuando el coche se detuvo así nada más, dejándole tirado en medio de la nada, tomo el móvil para pedir que alguien viniera a recogerlo, pero estaba sin cobertura.

Aomine se sintió con un poco de alivio ya que finalmente se había librado del compromiso y no había sido su culpa, no podrían argumentar que no lo intentó.

Se acomodo en los asientos traseros del coche, dispuesto a una buena siesta después de todo estaba cansado y la carretera como bien sabía no era muy transitada.

En unos segundos, los cristales se empañaron, el frio era tremendo y maldijo porque aún así tenía que bajar a empujar el auto fuera del camino; fue entonces que se dió cuenta que estaba cerca de un poblado, el cual no noto debido a su poca iluminación.

Después de mover el coche, se dio a la tarea de buscar un refugio mejor, algún hostal con una buena cama.

En ninguna de las puertas a las que llamo hubo respuesta; empezaba a helarsele la sangre, malditos lugareños desalmados o desconfiados, lo que fueran.

Así que me dio la vuelta para regresar al auto y entonces le vio.

El estaba parado junto al coche, inmóvil, observándolo fijamente; llevaba un kimono blanco, diseños de tigres rojos apenas perseptibles y estaba descalzo sobre la fría nieve.

Su cabello largo como el fuego ondeaba con el viento y la ligera nieve que caía, sus ojos rubíes brillantes en la oscuridad de la noche.
Caminó lo más rápido a su encuentro, después de todo la ropa que traía se notaba no le protegería del frío que hacía.

No atendía a sus saludos, así que supuso que algo le había pasado y caminó rápidamente para ayudarlo.

-Oi ¿Te encuentras bien? ¿Te has perdido? ¿Necesitas ayuda?-

El pelirrojo no respondió, solo bajo la cabeza y uso sus propios brazos para abrazarse.

-Lo siento, salí de mi coche allá atrás y me perdi-

-Maldita sea estás helado- le dijo el moreno en cuanto lo alcanzó y le puso si abrigo encima- Entremos a mi coche a que entres en calor, con la ventisca también nos perderemos si buscamos el tuyo-

Ambos entraron a la parte de atrás que era la más amplia, Aomine intento encender el coche y en cuanto logro, a pesar de que servía no logro moverlo de lugar.

-Quiza sea por la nieve- hablo de pronto el pelirrojo.

-Quiza, lo dejaré encendido para que funcione el calefactor- y justo cuando decía eso el coche se apagaba.

-Lamento si te molesto Daiki-

-Oh, no lo haces, este maldito armatoste ya no funciona bien, dime; ya no tienes tanto frío, eso que traes no es muy abrigador, además estas todo mojado-

Fictober AoKaga (Terminado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora