Naruto Y Sasuke I

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La cordura era algo que parecía haber desaparecido de la cabeza de Minato, quien, en sus ansias de poder, y en absoluta quiebra, había decidido utilizar la vida de su propio hijo para asegurar el futuro del reino. Siendo el heredero, la luz de sus ojos, y la razón de su existencia, Naruto era la única herramienta que podía utilizar para poder crear conexiones con otros reinos y poder devolverle a sus tierras las riquezas de las que una vez disfruto. Viejos consejeros se lo habían indicado muchos años atrás, ya que, la forma de manejar sus riquezas, lo llevaría directamente a la bancarrota en unos pocos años. Haciendo caso omiso a las advertencias, Minato siguió disfrutando de sus excesos y derroches hasta que un día simplemente el oro se terminó.

El reino de los Namikaze sería caracterizado por ser uno de los fabricantes de armas más exitoso, su acero era irrompible, sólido y resistente, algo que no se podía encontrar en cualquier tierra. Sus herreros eran los más virtuosos, logrando desarrollar técnicas impresionantes que eran buscadas por algunos vecinos. Cuando simplemente el dinero se acabó, sus herreros buscaron otras tierras para trabajar, por lo que, lo que caracterizaba al reino comenzó a desvanecerse en el tiempo. Minato se negaba a aceptar que la desgracia estaba muy cercana a su puerta, ya que, al ritmo que llevan las cosas, muy pronto estarían completamente vulnerables.

El dinero era la principal herramienta para la estabilidad y seguridad de un reino, ya que, si no tenían la posibilidad de defenderse y pagar por sus guardias y guerreros, cualquier ataque sería devastador. Fue entonces, cuando tomó una de las decisiones más nefastas que cualquier padre hubiese podido imaginar. Utilizar a su propio hijo como instrumento para poder recuperar su antigua vida era algo que no lo hacía sentir demasiado feliz, pero era la única medida posible.

Minato sabía perfectamente que sería la vergüenza de su difunta esposa, quien nunca hubiese permitido que esto ocurriera. Un ataque fulminante al corazón se había llevado a la madre de Naruto, quien había vivido feliz en el castillo junto a su padre, disfrutando de la bonanza del reino. Pero, su desgracia estaría muy cercano a visitarlo, ya que, cuando cumplió los 17 años, automáticamente fue encerrado en una enorme habitación que se convertiría en su prisión, hasta el momento en que su padre decidiera que había llegado el momento de actuar.

El plan había sido simple, esperar a que su hijo Doncel cumpliera la mayoría de edad completamente aislado, esperando el momento en que llegara un apuesto príncipe o rey que se interesara en el y le diera la posibilidad a Minato de poder recuperar el poder.

Era un convenio simple, algo inofensivo para él, jugaba con la libertad y la voluntad del ser que más amaba en la tierra.

La codicia y la ambición se habían adueñado de Minato, que no parecía estar actuando racionalmente al condenar a su hijo a un encierro injustificado con el simple objetivo de protegerlo de los ojos de los hombres del reino.

Con mucha facilidad, cualquiera podría enamorarse de Naruto, quien tenía los cabellos amarillos más hermosos que jamás hubiese visto cualquier ser humano.

el pequeño Doncel rubio había crecido jugando por los jardines y caminerias del Castillo, pero simplemente un día todo se redujo a ver el mundo a través de una gran ventana. nunca recibió explicaciones acerca de las razones de porque había sido encerrado, simplemente se había colocado un candado en su puerta, el cual sería abierto el día en que su padre así lo determinara.

Absolutamente nadie tenía permitido acercarse al chico, solamente su sirvienta, quien se había convertido en la mejor amiga de Naruto, la única persona con la que podía conversar cada día.

Sólo tenía unos pocos minutos para intercambiar algunas palabras con la joven cuya edad era muy similar a la de Naruto.

Aunque en un principio se trataba de ruegos y lamentaciones para que por favor lo liberaran, luego se convertían simplemente tertulias que debían ser interrumpidas por los golpes agresivos sobre la puerta, lo que indicaba que Hinata debía abandonar la habitación instantáneamente.

El Príncipe Del CampeónWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu