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Quedate por esta noche.

Si quieres puedo mostrarte como son mis sueños,

como tu rostro aparece en ellos.

Te he estado esperando por mucho tiempo,

por demasiado tiempo.

Y te quiero aquí.

No puedo imaginarte lejos de mi.

No puedo imaginarte en otro lugar que no sea aquí.

...

Ellos dicen que el amor es para siempre,

tú por siempre serás lo que necesito.

Por favor, quedate durante el largo tiempo que necesito. No puedo prometer que las cosas no se romperán, pero aseguro que nunca te dejaré

Quedate conmigo siempre.

Sleeping with sirens – James Dean & Audrey Hepburn.


* * *

     Cada paso que daba Alexander después de girar sobre sus pies y alejarse era una puñalada para ella, el shock no le permitía hacer otra cosa que sumirse en el desconcierto que provocaba el abandono de su novio y debido a eso las lágrimas comenzaron a resbalar sobre su mejilla, decidiendo no perderlo e insistir de algún modo, aunque en el fondo tenía miedo, un miedo del cual no sabía su procedencia, si de intentarlo o de no conseguirlo al final.

      Buscó con la mirada a todas partes, apuntando con sus ojos el camino que Alexander había tomado para regresar. Pero ya era tarde, ahora no estaba por ningún lado, la autopista estaba vacía, igual que el parque en el que ella se encontraba. Corrió sobre la orilla de la carretera por donde había transitado el joven de negros ojos algunos minutos atrás, su respiración estaba bastante agitada, como los latidos de su corazón y la circulación de la sangre bajo su piel morena. Finalmente, a lo lejos vio una oscura silueta que había cruzado la autopista y ahora se adentraba al húmedo y frío bosque, entonces miró a los lados antes de cruzar también y continuar corriendo hasta acercarse al lugar donde lo vio ocultarse. Al final del amplio camino entre árboles y arbustos se veía no más que una oscuridad que se hacía más y más intensa, sin embargo el miedo de perderlo era mayor que ser atacada por un animal, por alguna persona de malas intenciones o incluso perderse.

      Avanzó aterrada y llena de adrenalina, pisando restos vegetales, arbustos, piedras y sintiendo bastante frío a pesar de estar ataviada con un sueter de tela suave y gruesa.

-¡ALEXANDEEEER! – Gritó Aurora, sus ecos se perdieron en la aparente soledad del sitio. – ¡ALEXANDEEEER! – Miró a su alrededor – ¡ALEXANDER, ¿DÓNDE ESTAS?!

      No obtuvo respuesta alguna, pero no dejó de insistir hasta sentirse agotada, desesperada, vencida. Hundió los dedos de sus manos entre su cabellera, deslizándolos hacia atrás con fuerza, denotando frustración. Sus lágrimas eran muchas y su llanto más pronunciado, no encontraba que más hacer, pero estaba segura que Alexander estaría en algún lugar del bosque. Colocó las manos juntas tras su cabeza, juntando los codos frente a sus ojos, como cubriendo su cabeza. Dejándose caer entonces al suelo bajo la llovizna, acurrucándose en posición fetal sobre arbustos y tierra húmeda.

Te advierto no seguirme.Where stories live. Discover now