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El diablo vino a llevarme al infierno pero ya estoy allí; ¿estoy loco?

Asking Alexandria – The dead of me.


* * *

      Aquella mano extraña se apartó de su boca, pero rápido mostró un filoso cuchillo ante sus ojos y luego lo acercó a su cuello, dándole a entender que era más conveniente mantenerse tranquila, el resto parecían estar armados aunque todo era confuso y poco claro, a simple vista se les distinguía una oscura vestimenta pero todavía no lograba ver el rostro de alguno.

-¿Quiénes son ustedes? – Preguntó atemorizada – ¿Qué quieren de mí? – Dijo tras una pausa – Sólo busco a mi novio. Por favor... no me hagan daño. – Ninguno respondía – ¿A dónde me llevan?

      Le hicieron caminar un largo trayecto a través del bosque, esas personas parecían conocer el lugar bastante, ya que no necesitaban ningún tipo de luz para desplazarse sin problemas, el sol se habría puesto y ya proseguiría la noche, mientras ella no era menos que una posible víctima de secuestro.

      Finalmente llegaron a un lugar a cielo abierto, sin árboles de por medio, solo a los alrededores visibles, como haciendo una muralla natural, ante ellos se situaba una enorme casa, parecía más bien un edificio viejo y descuidado a simple vista. Pero también podría calificarse como una infraestructura bastante costosa, aún conservaba ventanales de cristal y una inmensa puerta de madera maciza. La llevaron a punta de trompicones hacia el interior del lugar, obligándola a subir un gran número de escaleras, probablemente ahora estaría a unos cuantos pisos de altura. Por más que quisiera no se atrevía a forcejar, eran varios y eso podría costarle la vida, prefirió esperar un poco y enterarse luego, de una vez por todas, de qué se trataba todo esto. Uno de aquellos extraños personajes le quitó el bolso de una sacudida que la hizo quejarse apenas, después de todo parecían ladrones disfrazados. Pero ¿Qué podrían arrebatarle? No era que tuviera dinero o cosas de valor. Solo conservaba lo estrictamente necesario para la ocasión.

     Llegó finalmente hasta un salón iluminado cuyo entorno parecía ser más bien una sala de hospital vacío lo cual provocó que Aurora arrugara los ojos un poco al sentir ardor por el exceso de claridad luego de haber caminado por pasillos oscuros, mientras los empujones continuaron haciéndola avanzar torpemente;

     << ¡Demonios!>> pensó la joven, pero ya era demasiado tarde para rectificar. Un empujón definitivo hizo que aterrizara casi al final del pasillo, cayendo de bruces frente a un par de grandes pies de botas negras. Levantó la cabeza, escaneando con la mirada paso a paso desde abajo hacia arriba el cuerpo de la persona que tenía en frente, en ese momento no podía incorporarse con rapidez ya que el golpe había sido fuerte y los brazos, codos, abdomen y parte de la cara aún le dolían.

      Pero pudo notar que la ropa en general de aquello parecía ser de tela gruesa, oscuro pantalón y franela sin mangas con correas rodeando su robusta cintura, guantes de cuero en sus manos, más unos aterradores ojos azules casi blancos observándola intensamente y no con muy agradable expresión.

Te advierto no seguirme.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora