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Rachel

Abrí los ojos, sentía los párpados pesados, la luz del sol iluminaba la habitación, giré a ver a Harry que dormía plácidamente aplastándome. Me moví para salir de la cama pero Harry me tomó del brazo.

— Un rato más, amor.

— Iré por el desayuno.

— Mi madre nos ha invitado a desayunar. — Dijo incorporándose de nuevo en la almohada.

— Son las 10:30 am. — Comenzó a tallarse los ojos.

— Mi madre me va a matar por llegar tan tarde.

Ambos nos tomamos un baño y nos alistamos para ir a casa de sus padres.

Mi celular comenzó a vibrar mientras íbamos en el auto, contesté porque era mi hermana.

— Feliz Navidad, Rach.

— Feliz Navidad, Chloe.

— ¿Cómo estás?

— Bien, ¿y tú? ¿Qué tal la han pasado?

— Extraño sin ti, hermana. Mi papá te ha dejado un regalo, está en nuestra casa.

— ¿Un regalo? ¿Y qué es lo qué hay dentro?

— No puedo abrirlo por ti, es tuyo.

— Que extraño, de igual manera mañana me voy a Los Ángeles. Creo que pasaré Año Nuevo en casa.

— ¿En casa de mis padres?

— No, Chloe. En nuestra casa, que mi papá haya dejado un regalo no significa que ya haya admitido todos sus errores.

— Está bien, ¿qué hay de ti? ¿Cómo ha ido la familia de Harry?

— Muy bien, todos son muy amables, de hecho vamos a casa de ellos en este momento.

— Te dejó entonces. Síguela pasando bien. Te quiero.

Fin de la llamada.

Cuando llegamos a la casa de los papás de Harry, estaciono el auto y caminamos hacia la puerta. Abrió la misma chica del otro día de la fiesta.

— ¡Harry! ¡Feliz Navidad! — Dijo abrazándolo y obligando a que Harry soltará mi mano.

— Hola Hannah.

Su ex. ¿Qué hacía su ex aquí?

— Hola, querida. Creo que nos hemos visto el otro día en la fiesta, no me presenté pero igual me han dicho que te llamas Rachel. Bueno, Rachel soy Hannah.

— Mucho gusto, Hannah.

Pasamos a la casa y vi a Gemma vernos sin decir una sola palabra, tal vez esta situación nos incomodaba a todos.

— ¿Qué haces aquí, Hannah?

— Pues que he venido para la navidad con mi familia y quería pasar a verlos.

— Siéntense, muchachos. Vamos a desayunar.

Caminamos a la mesa, Harry y yo estábamos juntos y Hannah se sentó frente a Harry.

— ¿Por qué han llegado tan tarde, hijo?

— Es que me he quedado dormido.

— Harry duerme sus buenas horas. — Dijo Hannah. ¿Enserio? ¿Me estás jodiendo? Esta chica me estaba revolviendo el estómago.

Comenzó a servirse café en su taza y no podía dejar de verla, ¿por qué no se iba?

— ¿Quieres café, Harry? Sé que te gusta. — Harry asintió incómodo.

— ¿Qué haz hecho últimamente, Hannah? — Dijo Anne.

— La verdad es que no mucho, me fui a Australia de viaje como mi familia acostumbra hacer, ¿recuerdas Harry cuando nos acompañaste? Que buen verano pasamos ahí, compaginábamos muy bien.

No entiendo porque una ex de hace más de 3 años no lograba superar a Harry, ¿la chica con la que estuvo Harry comprometido sufría de esto cada que venía en Navidad? Mi paciencia estaba al borde.

— También hemos hecho reuniones por mi padre, que necesita cerrar algunos negocios. Igual que cuando Harry se hacía pasar por mi novio para hacernos personas más formales, hasta que por fin lo fuimos.

— Si me disculpan, voy a tomar un poco de aire. — Dije levantándome de la mesa y saliendo de la casa.

Respiré hondo 3 veces y traté de calmarme pero mis celos estaban al límite, Hannah era insoportable, todo lo que hablaba era Harry; mi Harry.

— ¿Estás bien? — Dijo mi novio detrás de mí.

— Sí.

— Si quieres podemos irnos, de verdad sé que Hannah es una molestia.

— ¿Sabes qué es una molestia? Que no la detengas, ahí estás escuchándole sus parlanterias, ella no respeta tu nuevo noviazgo, todo lo que habla son recuerdos tuyos Harry.

— No voy a callarla enfrente de mis padres, Rachel. Se va a sentir mal.

— Ah, perfecto. Que tu novia se sienta incómoda porque su ex está aquí y no recibe el respeto que merece. Préstame las llaves del carro.

— Rachel, tranquila, amor. Hannah suele ser así.

— ¿A tu última novia le hacía esto? Porque por lo que me contaste a ella todos la amaban y sí la respetaban, pero, no importa. Necesito las llaves.

— Vas a perderte, no conoces Londres.

— Préstame las llaves del maldito carro, Harry.

Harry me las dio de mala gana y yo subí y comencé a conducir hacía donde sea.

Nuestra primer pelea de novios.

winter on you... h.sWhere stories live. Discover now