Caía
Una y mil veces en el mismo abismo
y seguía quemando
como la primera vez.
Me consumía,
de pies a cabeza,
sin piedad.Tenía esa estupida sonrisa
que me volvía jodidamente
loca.
Era como tener el cielo
en sus ojos
y el infierno
en sus manos.Carecía de voluntad
y padecía de conciencia.
Porque cada que venía
sabia que dolería
y aún así
sonreía.Porque no era mío.
No lo es.
Y nunca lo será.Porque aún sabiéndolo,
ese estupido revoloteo
calaba hasta los huesos.
ESTÁS LEYENDO
Llueve, en sequía
PoetryParecía que el cielo lloraba sobre unas mejillas clandestinas, que rezaban por tu amor, sin pensar, que, tu amor la ahogaría más.