Llueve, en sequía

Y SI...

Nos vamos a un lugar
donde todos los poemas jamás escritos
se asoman por la ventana,
susurrándome que no tienen que ser tan dolorosos
porque ahí estás tú,
plasmado en cada verso
que soy incapaz de componer sobre un papel
desde que te fuiste.
Nunca me había sentido incapaz
de escribir lo que realmente siento,
hasta que te fuiste.
Llevándote consigo
mi vida entera
y cada parte de un terco corazón.

Tengo tus besos tatuados en mi espalda
y creo hacer poesía,
cuando lo único que hago
es gritarle al cielo por tu regreso.
Pareciera que las luciérnagas se han largado
y que las estrellas se han esfumado.
Te has llevado todo,
amor mío.
El azul de los cielos,
el cantar de los pájaros,
y sobre todo,
te llevaste mi felicidad.

Me paseo por la ciudad
con los ojos abiertos...
pero aún así no veo.
Te imagino sonriendo por la ciudad,
con un cigarrillo en la mano,
apostándole a la vida
y aún no teniendo ninguna posibilidad,
siempre ganando.
Te imagino bailando
por los pasillos de mi corazón
y susurrando mi nombre.

Me despierto cada mañana,
anhelando que al abrir mis ojos,
la pesadilla haya acabado.
Pero no te encuentro,
porque ya no te siento
y  el dormir sabiendo que soñaré contigo,
se ha vuelto mi pasatiempo favorito.
Soñar contigo
es
ahora
lo
que
me
da
vida.

Déjame soñar para siempre.
Contigo.