IV─ "I don't know"

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IV─ "No lo sé"

Cuando Tony volvió de el trabajo, ya Rose había cocinado. Ella comía observando con atención a su padre adoptivo comer en silencio y con una sonrisa en sus lábios.

─ Creo que te debo un abrazo, la verdad.

La pelirroja liberó una exclamación victoriosa haciendolo reír.

─ ¿Cómo te fue en la escuela? ─ Le preguntó con interés.

─ Muy bien, conocí a muchas personas buenas y me gustan mucho mis clases ─ Aseguró.

─ Me alegro demasiado ─ Admitió ─ Saldré en unos minutos, ¿te gustaría venir conmigo?

─ ¡Claro! ¿A dónde iremos?

─ A la reserva, está aquí cerca, podrás explorar la playa o el bosque mientras yo hablo con un amigo.

No lo dijo, pero dentro de ella se moría de emoción. Jamás había visto una playa aunque sus padres le habían prometido mil veces que la llevarían a ver una.

El Sol aún no se ocultaba y eso la emocionaba. Podría llegar a ver el atardecer en la playa si llegaban a tiempo para ello. En la camioneta de Anthony no paraba de repetir que se diera prisa para ver el Sol ponerse, el hombre tan solo reía ante el entusiasmo de la chica.

Cuando llegaron a la reserva de La Push, Rosabelle se bajó de un salto de la camioneta y observó su entorno con admiración.

─ Te dejaré ir con unas condiciones ─ Mencionó el oficial ─ Uno, no saldrás de las veredas, y si sales de la reserva no te alejes demasiado. Dos, tendrás cuidado, hay lobos a los alrededores y acantilados peligrosos. Tres, estarás aquí de vuelta en una hora.

─ ¡Trato! ─ Sonrió emocionada. Dejó un beso en su mejilla antes de correr hacia las veredas que guiaban hasta la playa adentrandose por el bosque.

Le encantaba admirar los árboles. Brillaban con los rayos del Sol por las gotas que se mantenían en sus hojas por el clima. Talvez eso era lo que más amaba de Forks, su clima lluvioso y frío.

Admiraba cada detalle con total admiración hasta llegar a un acantilado a las afueras de la reserva, donde se detuvo para observar desde ahí el oleaje. Se veía con claridad el Sol cayendo sobre el mar a lo lejos dandole tonos naranja a el mar. Entreabrió su boca ante la impresión.

─ Hermoso, ¿no?

Volteó con sorpresa ante la nueva voz y se resbaló. Sintió su corazón abandonar su cuerpo al sentir el vacío a su espalda y ante la sensación de que iba a caer. Antes de ello, unos brazos la sostuvieron con fuerza.

Ni observó quién era esa persona. Se aferró a su chaqueta y ocultó su rostro en su pecho sintiendo sus brazos en su cintura. Tenía un nudo en su garganta, sus ojos fuertemente cerrados y las lágrimas desbordando de sus ojos.

Tras unos segundos sintió grandes oleadas de tranquilidad invadir su cuerpo por completo. Respiró profundamente aspirando el perfume que desprendía la persona que la sostenía y que había salvado su vida alejándola de el precipicio.

Cuando se separó y miró a la persona, pudo reconocer al instante aquellos ojos dorados cargados de preocupación.

─ ¿Estás bien? ─ Le preguntó con voz suave, ella asintió frenética ─ No pretendía asustarte...

─ No importa, gracias por salvarme, aunque juraría que te escuché a metros de mí ─ Lo último lo murmuró para sí misma, Jasper de todas formas pudo escucharla con claridad pero no comentó ─ Estoy bien, ¿lo estás tú?

El rubio se mostró sorprendido ante la pregunta, pero asintió en respuesta.

─ Nos vemos mañana en la escuela, debo irme ya que mi padre dijo que volviera y el camino es algo lejos ─ Informó ella.

─ ¿Quieres que te acompañe? ─ Ofreció.

─ Ya hiciste suficiente, no quiero molestar...

─ ¡Jasper! ─ Se escuchó a lo lejos la voz de Alice entre el bosque.

─ ¿Ves? Te llaman, mejor ve antes de que se preocupe ─ Pidió dándole una sonrisa ─ Gracias.

─ ¿Nunca dejas de agradecer por todo? ─ Le preguntó ladeando su rostro con una débil sonrisa.

─ ¿La verdad? No ─ Rió ─ Adiós, Hale.

Le dió un beso en la mejilla y se alejó por las veredas dejándolo sorprendido. Al alejarse y percatarse lo que había hecho se maldijo por ello, pues había sido involuntario.

A una gran velocidad, Alice llegó hasta Jasper junto a el acantilado. Lo miró con preocupación y sorpresa.

─ Veo que llegaste a tiempo ─ Susurró aliviada ─ ¿Llegaste a verlos?

─ ¿A los vampiros que la perseguían? No, antes de que corrieran a ella y la empujaran aparecí y la saludé, aunque casi logro que cayera.

Se miraron un segundo antes de que él volteara a la vista, el Sol ya se había puesto.

─ Sus pensamientos tormentosos, su dolor emocional, y ahora vampiros persiguiéndola con intenciones de asesinarla, ¿quién es esa chica, Jazz?

Él pensó su respuesta durante unos segundos y luego suspiró.

─ No lo sé, Alice, no lo sé.

banshee➨ j. haleWhere stories live. Discover now