Capítulo 7 // Captura la bandera

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P.O.V Percy.

A la mañana siguiente, después de desayunar, le conté mi sueño a Grover. Nos habíamos sentado en un prado nevado y mirábamos cómo los sátiros perseguían a las ninfas.

Ellas habían prometido besarlos si las atrapaban, cosa que difícilmente ocurría, porque las ninfas dejaban que los sátiros se pusieran a cien y, en el último momento, se convertían en árboles cubiertos de nieve. Y ellos, claro, se iban de cabeza contra los troncos y se ganaban, además, el montón de nieve que se les venía encima con el golpe.

Cuando le conté mi pesadilla, Grover empezó a retorcerse con los dedos el
pelaje de la pierna.

—¿El techo de la cueva se desmoronó sobre ella?

—Exacto. ¿Qué crees que significa?

Meneó la cabeza.

—No lo sé. Pero después de lo que Luka ha soñado...

—¿Cómo? ¿Luka ha tenido un sueño parecido?

—No... no lo sé con exactitud. Como a las tres de la mañana se presentó en la Casa Grande diciendo que quería hablar con Quirón. Parecía muerto de pánico.

—Un momento... ¿Y tú cómo lo sabes?

Grover se sonrojó.

—Yo había, esto... acampado cerca de la cabaña de Artemisa.

—¿Para qué?

—Pues... para estar cerca de ellas.

—Eres un vulgar acosador con pezuñas.

—¡No es cierto! Bueno, el caso es que Luka vino corriendo de la cabaña de Hermes y al parecer le contó su sueño a Zoë, después de eso los dos fueron a la Casa Grande, me escondí tras un matorral y desde allí lo vi todo. Zoë se enfadó muchísimo cuando Argos no los dejó pasar. Fue bastante violenta.

Intenté imaginarme la escena. Argos era el jefe de seguridad del campamento: un tipo grandote y rubio, con ojos diseminados por todo el cuerpo. Raramente se dejaba ver, a menos que sucediera algo muy grave.

No me habría atrevido a apostar en una pelea entre Argos y Zoë.

—¿Qué dijo ella? —pregunté.

Grover hizo una mueca.

—Bueno, cuando se enfada se pone a hablar de esa manera anticuada y no resulta fácil entenderla. Pero era algo así como que Artemisa estaba en un aprieto y que necesitaba a las cazadoras. Luego le espetó a Argos que era un patán sin seso... Creo que es un insulto. Y él llamó...

—¡Uf!, espera. ¿Cómo va a estar Artemisa en un aprieto?

—Eh... Bueno, finalmente apareció Quirón en pijama y con la cola llena de rulos...

—¿Se pone rulos en la cola?

Grover se tapó la boca.

—Perdón. Continúa.

—Bueno, Zoë le dijo que necesitaban su permiso para salir del campamento de inmediato. Pero Quirón se negó. Le recordó a Zoë que las cazadoras debían quedarse hasta recibir órdenes de Artemisa. Y ella respondió... —Grover tragó saliva—. Dijo: «¿Cómo vamos a recibir órdenes de Artemisa si se ha perdido?»

—¿Qué significa eso de «perdido»? ¿Que no encuentra el camino?

—No. Supongo que se refería a que ha desaparecido. Que se la han llevado.

—¿Llevado? —Intenté asimilar la idea—. ¿Cómo van a raptar a una diosa inmortal? ¿Es eso posible?

—Bueno, sí. Le pasó a Perséfone.

Elizabeth y La Maldición del TitánWhere stories live. Discover now