-Dime que es una broma -casi imploré.
-¿Se ve como sí estuviera bromeando? -murmuró.
Un puto hijo, joder.
-Dios, no. ¿Qué hay sobre esas pastillas? -Blaire parecía aún más mal.
-Juro que no tenía idea que sí tomaba antibióticos las pastillas no funcionaban. Edward pero yo no...
-Oh por Dios -me senté en la cama y Blaire me miró- Espera yo...
-Sé que es como un poco de sorpresa y...
-¿Un poco? Tienes que estar bromeando -bufé- ¿Un poco? Un poco falta para que me desmaye acá, lo juro.
-No te estoy obligando a nada, Edward.
-¿Qué? ¿Pretendes que te deje sola con esto?
-¡Esta bien y te entiendo! Si no quieres hacer esto yo puedo...
-Ya cállate, en serio.
Blaire abrió los ojos sorprendida y sonrió.
-Wow.
-Lo siento, lo siento es sólo que yo no... No sé que más decir. No estoy listo para esto y tu me dijiste que estabas cuidándote entonces yo no me protegí y ahora eso allí adentro -volví a ponerme de pie y la abracé- Perdón.
-Edward -sollozo- Estoy asustada.
-Diablos, yo también pero... Al menos no tendremos problemas porque nos amamos ¿Verdad? -dije sin dejar de abrazarla- Mi amor, escucha... Estaremos bien, es decir, somos jóvenes y todo pero nos amamos.
-Pero Edward -volvió a sollozar.
-Me haces pensar que no me amas, Blaire.
-Lo siento.
-¿Qué? ¿Lo sientes por qué?
-No estoy embarazada.
-¿Qué? -dejé de abrazarla y por supuesto que ella no estaba llorando y había una sonrisa en su rostro.
-¡No te enojes, era momento de vengarme porque te hiciste pasar por Nick!
-Vete -gruñí.
-¿Qué? -preguntó sorprendida.
-Que salgas de mi habitación. Ahora.
-¿Estas bromeando? En parte fue tu culpa porque no abriste bien el envoltorio y no viste el reloj -rió- Vamos, Edward.
-¡¿Puedes salir de una maldita vez?! ¡Sal de aquí! -Blaire bufó y comenzó a caminar hasta la puerta.
-Al menos dime sí te gusta el reloj -rió. Tomé la caja y caminé hasta ella.
-No quiero tu jodido regalo, ahora vete.
-¡Aish, que pesado! -tomó la caja y comencé a cerrar la puerta- ¡Seguro a Nick le gustará!
-¿Escuché mi nombre? -Nick apareció en el pasillo con una hamburguesa en la mano y yo sólo cerré la puerta en el rostro de Blaire.
Esa no fue una jodida buena broma.
Me apoyé en la puerta y por muy maricón que suene juro que quiero llorar.
Y es que de pronto me imaginé con un Theo propio.
(...)
-Eddie -susurró Blaire besando mi hombro.
No respondí.
-Edward Styles -gruñó frunciendo el ceño.
Nop, tampoco respondí.
-Eddie me voy mañana, háblame por favor -cambie el canal de televisión y Blaire bufó.