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Una semana.

Hyungwon estaba contando los días. Ya había pasado una semana desde que Wonho lo había echado de su apartamento. Él había dicho que lo buscaría cuando tuviese hambre, pero había mentido. Hyungwon siguió con su rutina, yendo del hospital hasta su pequeño apartamento y viceversa, prolongando las caminatas por la calle y esperando al inmortal, que nunca más apareció.

El chico sentía que su corazón se encogía toda la noche cuando se acostaba en su cama, solo.

Aunque intentase concentrar sus pensamientos en los acontecimientos del día, Wonho siempre aparecía como una imagen fija en su mente. Sonriendo con malicia, preguntándole si se sentía solo, si le gustaría sentir sus roces, sus besos...

Hyungwon estaba, definitivamente, volviéndose loco. El apartamento de Wonho quedaba en un barrio lejano al suyo y Hyungwon sufría mientras esperaba su día libre para poder ir a buscarlo.

¿Y si le había pasado algo malo y por eso había desaparecido? ¿Y si la policía lo había
encontrado y ahora estaba preso?

Aunque si hubieran capturado a un sospechoso de vampirismo, los medios de comunicación ya se habrían vuelto locos... Sólo hablaban de eso últimamente.

Wonho, según los periódicos, había sido más cruel en sus últimos ataques. Además, el «Vampiro de Seúl» había comenzado a ganarse imitadores, que copiaban al asesino original, matando a sus víctimas en medio de la noche de la misma forma que el inmortal. La ciudadanía tenía miedo.

- ¿Hyungwon? -llamó un compañero de trabajo en voz alta, y el enfermero en prácticas casi se cae de la silla en la que estaba.

- ¿Sí? -preguntó, esbozando una sonrisa forzada, mientras se recolocaba en la silla de la cafetería del hospital.

Hacía días que ese compañero había empezado a trabajar en el hospital y, a diferencia de los demás, hablaba con Hyungwon sin problema. La compañía era bien recibida la mayor parte del tiempo, pero, en aquel momento, el chico de piel lechosa deseaba estar solo para poder pensar mejor. Su nuevo compañero de trabajo era demasiado escandaloso.

- En serio, ¿qué te ha pasado en el cuello? Llevas eso ahí enrollado desde que empecé a trabajar aquí -el compañero alzó el brazo para darle un golpecito con el dedo en el codo, pero él lo apartó ligeramente.

No quería que nadie más, aparte de Wonho, lo tocase.

- Me hice un corte afeitándome -mintió Hyungwon, y escuchó al otro riéndose en voz alta, llamándole mentiroso y cara-bebé; y es que, a decir verdad, él apenas tenía barba-.
No, lo digo en serio... De...deja de reírte -las carcajadas de su compañero estaban empezando a llamar la atención de quienes los rodeaban, y el enfermero jefe se acercó a hablar con ellos.

- Oíd, vosotros... -llamó con voz autoritaria-. ¿Hace cuántas horas que estáis aquí en el hospital?

- Cuatro -el compañero de Hyungwon había dejado de reír y miraba seriamente al jefe.

- Casi seis -dijo Hyungwon, centrando la mirada en la taza de café que tenía delante.

- ¡Mentiroso! -gritó su compañero, apuntando con el dedo de forma acusadora a Hyungwon-. ¡Hace por los menos diez horas que estás aquí dentro! Puede preguntarle a quien quiera, jefe, ¡Hyungwon prácticamente vive aquí, en el hospital!

Hyungwon levantó el puño y le dio un ligero golpe a su compañero por delatarlo; su jefe suspiró pesadamente poco después. ¿Qué iba a hacer con aquel chico?

- Chae Hyungwon, ¿no te he dicho ya que como enfermero en prácticas sólo puedes pasar en el hospital ocho horas como máximo al día?

Hyungwon tragó en seco.

Sodomía |2won|Where stories live. Discover now