~ €Hİ€ŮÅ€Ė~

251 26 7
                                    

A la mañana siguiente, ya tengo que recibir temprano a Imari en la puerta de mis aposentos

Oups ! Cette image n'est pas conforme à nos directives de contenu. Afin de continuer la publication, veuillez la retirer ou télécharger une autre image.

A la mañana siguiente, ya tengo que recibir temprano a Imari en la puerta de mis aposentos.

Acababa de llegar después de que hubiera inspeccionado mi habitación y encontrado en un baúl unas túnicas de algodón y accesorios varios con los que elegí un outfit para poco después vestirme con el atuendo.

Había elegido una túnica roja con detalles dorados y unas sandalias marrones. De peinado me había hecho dos trenzas laterales.

Cuando abro la puerta, me encuentro con un sonriente Imari.

—¡Mah cualli tonalli, Quetzaly! ¡Vamos a desayunar!

Mah cualli tonalli a ti también, Imari ¿Dónde vamos a desayunar?

—Al salón de celebraciones del palacio, ahí también comen los trabajadores y residentes del palacio cuando no hay una fiesta importante.

—"Parece que hay cosas que nunca cambian..." —pienso.

《"Nop."》

—¿Y qué vamos a hacer una vez que hayamos comido? —pregunto mientras salimos de mi habitación e Imari nos llevaba hacia el anteriormente nombrado salón.

—Fácil, voy a hacerte de guía por toda la ciudad —empieza—. Seguramente nos lleve el día entero, así que mejor desayuna bien para coger fuerzas —termina de decir en cuanto pasamos por la puerta que lleva hacia el salón.

Cuando pasamos a la habitación, soy capaz de ver toda la gran cantidad de personas que estaban desayunando en ese momento; en su mayoría eran criados/criadas del palacio pero también había gente como: nobles, guerreros, niños (que más bien se entretenían en jugar y correr en vez de comer), jóvenes del grupo selecto de mujeres del emperador...

Imari nos lleva por uno de los pasillos, que se formaban entre una mesa y otra, y me manda sentarme en una mesa casi vacía.

—Espérame aquí, yo iré a traerte el desayuno —manda—. Creo que puedo hacerme una idea de lo que te puede gustar —termina la frase con una sonrisa que yo correspondo antes de que marchase.

A los pocos segundos de que el soldado se fuera, empiezo a observar detenidamente el ambiente en el que estoy. Lo primero que veo es, justo enfrente mía, a un hombre viejo que me miraba con curiosidad.

Mah cualli tonalli, señor —digo para que salga de sus pensamientos y que deje de mirarme tan fijamente. La verdad es que me estaba dando miedito.

—Bu-buenos días, señorita —me responde tartamudeando de la sorpresa y aparta la mirada de mí y no puedo evitar sonreír un poco al ver su reacción.

Giro la cabeza, para poder observar más cosas, hacia la derecha y veo a un hombre con túnica de apariencia cara parado a mi lado (seguramente esperando a que terminara mi "conversación" con el otro señor).

Atrapada en... ¿El Imperio azteca?Où les histoires vivent. Découvrez maintenant