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Los días siguientes a Edward se le notaba con un mejor semblante, tenía más color y sus sonrisas flojas aparecían un poco más seguido. Sin duda estaba agradecido con Havoc, se había encariñado mucho con él.

Al no recibir una respuesta de su nota, intentó superar eso poco a poco. Sentía miedo de preguntar y que Havoc le dijera algo cruel viniendo de Roy, así que prefirió pasar la página, había tocado un fondo. Y no quería morir así que con ayuda de su amigo salió.

Jean se habia vuelto más cariñoso con el paso de las semanas, le daba pequeños detalles al joven, para siempre conservar su sonrisa, la hermosa sonrisa que le había enamorado. Pero Edward no se había dado cuenta de eso.

Havoc sabía bien como distraer al chico y despistarlo de sus verdaderos sentimientos para con el. El Elric cada día estaba mucho mejor, se le notaba más feliz, más hablador. Decidió irse a vivir a otro departamento, ya que no sería muy bueno si se quedase a vivir ahí.

Siguió asistiendo a la escuela, aunque también le recordaba a Roy, no podía cambiar de escuela aunque quisiera. Todo lo tomaba con optimismo, Jean iba por su chico todos los días a la escuela. Lo recibía con un fuerte abrazo y casi siempre le besaba la frente.

Edward comenzaba a sentirse seguro y a gusto entre los brazos de Jean, pero eso lo tenía bastante confundido. Era muy pronto para sacar sus propias conjeturas.

Todos los detalles y el apoyo que el rubio más alto, toda la atención que la daba le confundían, sabía que era su amigo, pero aún así. Su mente comenzó a imaginar posibles escenarios, en casi todos observa a Jean a su lado.

Sin embargo no había dejado de sentir amor por Roy, pero decidía omitrlo para no volver a deprimirse.

—Edward... No puedo sacarte de mi mente.— susurraba bastante dolido el azabache, mientras obervaba desde su celular una fotografía de ambos, dónde Edward le regalaba la mejor de sus sonrisas. Se dió cuenta que tenía todo, todo al lado de Edward, el mismo Edward era su todo. Pero decidió apostarlo por mero orgullo. Estaba tan arrepentido.

Por su parte, Edward comenzaba a sentirse atraído por Jean en ciertas ocasiones, cuando le miraba adormilado o cansado, una sonrisa aparecía en su rostro. Con el simple hecho de recivir un insulso mensaje de buenos días por su parte, le hacía feliz. Y aunque trataba de negarlo, él también de había enamorado del rubio más alto.

Comenzó a corresponder sus muestras de cariño con abrazos y caricias inocentes en el rostro.

Havoc estaba más que contento, al darse cuenta que había logrado que el chico se fijara en él.

Una tarde Edward había invitado a salir a Jean, a una plaza bastante concurrida, pero habían cosas divertidas que hacer ahí, así se animó a confesarse ese día.

Todo estaba marchando bien, en su "cita" Edward mostraba una sonrisa bastante sincera, y Havoc estaba contento que esas sonrisas ahora le pertenecían por completo. Havoc también estaba decidido a confesarse.

Cómo última actividad del día comieron helado, sentados en el borde la fuente que había en la plaza, todo era perfecto para la ocasión. Entonces Havoc se animó a hablar.

—Ed... Tengo algo que decirte.— llamó por completo la atención del chico con esa frase. —Le he estado dando vueltas al asunto, de todas maneras posibles. Yo...— tragó grueso, estaba nervioso. —No puedo sacarte de mi mente Edward. ¡Perdóname! Pero convivir contigo de esta manera y no enamorarme de ti... Es prácticamente imposible, eres encantador y...— Edward le interrumpió, estaba feliz ya no habían tenido que ser él quien confesara sus sentimientos primero, era un alivio.

Can't Get You Out Of My Head.Where stories live. Discover now