II. INVICTO

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Los estragos están presentes desde el lunes siguiente, con las primeras horas del día.

Tratas de pasar desapercibido entre los pasillos de la universidad y tomar tus clases con normalidad, pero ya se han hecho públicos los detalles del fracaso de vida amorosa qué lucha por venderte como el sujeto más imbécil del planeta. Hasta algunos profesores siguen de cerca tus pasos, con miradas, comentarios sarcásticos y en el mejor de los casos dándote unas palmaditas de apoyo en la espalda para que todo mejore. Por otro lado (e inesperadamente) coexisten la lucha por reivindicar a favor de los corazones rotos.

Vamos, Taehyung, que fue un lindo gesto eso de enredarte con el amante. Se discute entre tanto que debería ya ser parte de un evangelio y adoctrinar a los faltantes. O como mínimo, darte el Premio por la Paz.

Agradeces un poco que entre tanto, las dos personas cercanas que en verdad te importan han dejado el tema a un lado (no sin antes dictar como veredicto que has salido invicto en esta pequeña batalla, aunque aún te falte toda una guerra por delante). Les ha gustado tu iniciativa y han ayudado con su respectivo #BesosNoTrancazos en cada red social disponible.

En silencio consideras que nada de eso es de tu autoría.

Darle a Jeon una cucharada de su propio chocolate es más cosa del karma que una campaña tuya, por mucho que seas una de las partes involucrada. Por ti mismo hubiese sido imposible darle una lección.

En todo caso, deberías agradecérselo a Hoseok.

Tan efectivo ha sido el beso como cualquier repelente de bichos raros, que tu ex ni siquiera te mira cuando pasan por el mismo pasillo o al compartir una aula y aunque es cierto que tu también trabajas en eso de ignorarse, termina siendo un glitch entre el sentimiento y la razón solo te hace desear extirpar tu corazón.

Se ha terminado Taehyung. No esperes que regrese a ti después de lo que has hecho.

Con esa nueva rutina pasa desapercibida la semana. Cuando caes en cuenta ya estás cenando el viernes por la noche con Yoongi una sopa instantánea extra picante en una tienda de autoservicio cerca de casa.

—¿Tienes para un kimchi? —Le preguntas a mitad de la difícil tarea de sorber la sopa caliente. Tu lengua escuece pero ya te has empeñado en terminar en tiempo récord para irte a dormir cuanto antes.

Hambriento y complacido contigo, sin decir nada, Yoongi te deja unas monedas sobre la mesa jadeando por el picor. Tú lo tomas y corres a por un empaquetado de tu gusto, ideal para compartir. Lo abres y se reparten el encurtido en cantidades iguales después de una pequeña disputa por el contenido que debería tocarle a cada uno.

Cabrón, yo puse el dinero —. Dice serio a lo que tú le contestas —: Yo fui por él, así que nos toca lo mismo —Y finalmente, vuelven al silencio.

El singular gusto musical de Yoongi les interrumpe cuando, al recibir una llamada, Marco Antonio Solís insiste en decir "yo quiero ser más que tu amigo..." acompañado de trompetazos y un ritmo tropical que solo hace balancear la cabeza al más pálido de tus amigos en lo que tarda en contestar.

Ama esa canción.

—¿Qué quieres?...—Nunca puedes esperar que Yoongi conteste de buena forma si le jodes los momentos placenteros (no solo en el sexo y cuando suena cualquier canción de Marco Antonio Solís). En todo caso, también sabes que solo existe una sola persona en este mundo a la que le importa tanto como una cáscara de nuez tener una llamada telefónica más seca que la piel de una lagartija. Escuchas la voz de Jin al otro lado pero no puedes distinguir lo que dice — ¿Ahora?... Estoy cenando... ¿Taehyung?... Ajá... No... Ajá... Vete a la mierda.

ZYKLEN 永続; HOPEVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora