VIII. REPUGNANTE

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Los brillantes ojos de Jeongguk han dejado de mirarte. Ahora estan fijos en su almuerzo sobre la charola llena de comida, pero la mirada de todos sus conocidos en la cafeteria carecen de sosiego y no les quitan la vista de encima.

Todos saben de la atención repentina contigo. Los tienen fichados y mas de uno tiene el descaro de decir que van a volver. No los culpas, es mas, no puedes ni deparar en ellos ahora mismo. Por primera vez las miradas prejuiciosas sobre ti no las consideras importantes.

Eso si, transpiras como si estuvieras en una hornilla a punto de carbonizarte vivo. Si bien, te has convencido de lo mal que seria compartir una charla con Jeon; la realidad te ha golpeado fuerte y te ha dejado sobre la silla aborreciendo tu falta de voluntad. Es peor de lo que imaginaste y te ha costado una noche en vela decidiendo que diablos vas a hacer.

—¿Quieres darme las calabazas? Se que no te gustan.

Ya sin comer quieres vaciar el estomago de su fluido gástrico, así de sobra, y como minimo, podrías salir de esta sin parecer un pendejo.

Jeon no espera a que respondas. Te quita el recipiente que contiene las calabazas acompañadas de jitomate y cebolla, y te da a cambio mas carne de la que debería.

Bebes el agua de tu vaso en un trago largo y lento. Tienes que pensar en algo pero lo único que deseas es zanjar el tema de una sola y no volver a verlo en tu vida. Una pellizcada en los huevos para tener valor. Un mensaje de Hoseok diciéndote que tengas un maravilloso día y que no te quiebres la cabeza con respuestas que aun no consigues. Lo que ese hombre no sabe es que ya has decidido y no es para menos.

La respuesta vino a punta de madrazos después de recordar que no subyacen razones suficientes para perdonar un adulterio donde ni siquiera tenia posibilidad haberlo. En medio de una hipotetica ausencia del artista que te consuela tan tibiamente en medio de sus piernas, te reprendes solo al pensar: Que nada bueno traeria que Jeon y tu volviesen. Careciendo de algo tan profundo como amor propio.

No Taehyung. Basta de llenarte con la limosna. Yoongi te lo ha dicho por la mañana. Con la cabeza en alto deseas enfrentar sus palabras. Las que nunca llegan porque de forma inesperada, Seokjin hace su entrada estrella al territorio.

—¡Tete!—te llama de forma tan vergonzosa con desayuno predispuesto en sus manos desde el otro lado —¡Tete... tete...!

Su respiración es acelerada y llega a ti deshaciendose en esfuerzo físico. Cae sobre tus hombros y ves varios pasos atrás como Yoongi, con tranquilidad, tambien se acerca.

—Te estábamos buscando. Ya sabes, te debíamos un desayuno y a nosotros nos gusta cumplir los compromisos.

La piedra no es discreta y Seokjin no busca disculparse cuando, al sentarse a un lado tuyo, posa la mirada sobre Jeon, dramatizando —¡Oh! Eres tú... No te reconocí. Que... gusto volver a vernos.

El susodicho no puede contestar en la misma linea de lo mordaz. Yoongi ya esta muy cerca de él para darle un apretón en el hombro bastante hostil y sentarse a su lado.

Desde lo sucedido, por muy amigos que fueron una vez tú los presentaste, Yoongi no había vuelto hablar con él de la misma forma, con la misma familiaridad y posiblemente, era la consecuencia mas horrible tras el engaño. Se llevaban demasiado bien a decir verdad, Yoongi sin embargo, se apropió de un motivo respetable: te elegiría a ti por sobre cualquier persona, porque eras su familia.

—Toma mocoso —Yoongi te avienta un emparedado que reconoces al momento —Lo dejaste en la mesa esta mañana.

—Gracias hyung —lo tomas por igual, aunque no hay nada de cierto en la mención de su procedencia. Sabe que la comida de la cafetería suele desagradarte y siempre terminas con hambre al no poder comer suficiente. Él se encarga del manjar de los sándwich cuando puede y no hay porque quejarse.

ZYKLEN 永続; HOPEVWhere stories live. Discover now