19 diciembre de 1983

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Ya casi es navidad, me encanta esta época, ya que casi no se pueden hacer caminatas porque está nevando, y por ende todas las chicas están aquí conmigo, y así ya no me siento tan sola.

Sé que ya debería de olvidar al padre Teodoro, pero en estás épocas el nos traía regalos a todas, no eran los regalos más bonitos, pero la intención era lo que contaba.

De hecho una navidad me regaló una muñeca hecha con ramas, recuerdo que me la pasé todo el día jugando con mi regalo.

La casa ya está adornada, bueno a nuestras posibilidades. Tenemos un bonito arbolito, en el cual hemos puesto piñas de pino como esferas, de hecho toda la casa se encuentra adornada con estos.

Para no verse tan triste las pintamos de diversos colores, para ser sincera solo teníamos tres colores: Naranja, azul y rojo. Sé que el único color navideño que tenemos es el rojo, pero bueno, algo es algo.

Me estoy volviendo un poco más sociable, de hecho he estado hablando con las demás niñas, son muy agradables, y por más sorprendente que suene he logrado hablar con el padre Bartolomé, María tenía razón, es un poco agradable y raro a la vez.

Me dirigió la palabra hace unos días, me dijo que era muy bonita, lo cual yo no creo, recuerdo que acaricio mi cabello y me dijo que era muy suave. Continuó elogiándome durante 2 minutos, después se fue.
¡Que raro es ese tipo! Me había dicho a mi misma mientras regresaba a la casa.

En fin, eso es todo por hoy.

Relato de una violaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora