12 de enero de 1984

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Nela hoy es mi cumpleaños, mi cumpleaños número 13, se supone que debería de estar feliz, pero dado a las circunstancias no puedo levantar mi ánimo, pero pues de todos modos no habría nada de especial, no nos celebran el cumpleaños solo nos felicitan y ya, no es la gran cosa.

Por fin he logrado convencer a Lirio, Rosa, y María, de hecho fue fácil convencerlas, solo les dije que teníamos que ir a ayudar al padre Bartolomé con unas cosas para la misa que se va a celebrar este próximo domingo con motivo de la celebración de los 96 años del padre Augusto, me sorprende que alguien viva tanto. Ojalá llegará yo a esa edad. Tengo miedo Nela, el padre me ha pedido que lleve a todas mis amigas, la única que falta es Sarah, ya intenté decirle, pero cada vez que lo intentó algo me detiene, me siento fatal, no quiero llevarlas con Bartolomé, se lo que les va a hacer, no quiero que sufran lo mismo que yo. Pero, ¿acaso tengo opción?

Hoy por fin logré acercarme a Sarah. Ella como de costumbre iba a ir a un costado del lago para hacer su caminata, creo que por mis expresiones vio que me encontraba muy desesperada, se me acercó y me dijo si quería acompañarla a su caminata, sabiendo mi condición dijo que íbamos a ir muy despacio, que por eso no me preocupara.

Todo el camino no la pasamos hablando tonterías, la mayoría de ellas eran sobre los dientes de la hermana Eunice. Cuando llegamos al lago, dirigíamos al muelle,  nos quitamos los zapatos y sumergimos los pies en el agua, estaba tibia, pero no nos importó, después empezamos a admirar el paisaje.

Le conté lo mismo que a las demás, le dije que le ayudaríamos al padre a arreglar la misa para el padre Augusto. Al principio empezó a dudarlo, pero a los pocos segundos acepto.
Le dije que  iríamos primero al monasterio, recorreríamos el lugar mientras los padres se encontraban en su hora de rezar, ya que teníamos que recoger algunas cosas que necesitaba Bartolomé para la misa.

Después de eso sacamos los pies del agua, nos colocamos los zapatos y nos fuimos a acostar al pasto, la suave brisa empezó a recorrer nuestros rostros, había olvidado lo que era el exterior, se que suena algo estúpido, pero casi nunca salgo de la casa.

Un gran silencio invadió el aire durante unos minutos, se sentía muy incómodo, pero Sarah rompió el silencio. Empezó a hablar de su vida, me dijo que extrañaba a su mamá, quería volver a verla, la extrañaba tanto, no le hubiera importado haber renunciado a sus dientes y cabello con tal de estar con su madre.
Al terminar de hablar del tema empezó a llorar.

Yo también lo hice, me dijo que lo sentía por haberme contado cosas tan triste, y por pasarme su tristeza. Nos levantamos de el pasto y comenzamos a caminar, a medio camino me dijo que quería tomar una nueva ruta, me pidió que cerrará los ojos, ya que esa sería su ruta secreta.
Al llegar me dijo:

-Listo, ya puedes abrir los ojos

Al abrir los ojos me llevé la sorpresa más grande del mundo. En un tronco pequeño se encontraba un tumulto de lodo en forma de pastel, con ramitas imitando ser velas. Rosa estaba a lado de María, y junto a ella estaba Lirio. Todas cantaron al mismo tiempo la canción de Feliz cumpleaños.

-Feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños querido Alyssa, feliz cumpleaños a ti -al finalizar esto comenzaron a aplaudir

Lirio se acercó a mi, su cuerpo y su gran chamarra la hacían parecer un osito, me dijo tiernamente:

-No teniamod un pasted de vedad, así que decidimos hacedlo con lodo, espedo y guste

Me abrazo, y me dijo

-Te quiedo mucho Alyda, graciad por sed mi amiga

Seguida de ella se acercaron las demás, su abrazo lo sentí como el más cálido del mundo, no logré evitar romper en llanto.

Me dieron ganas de decirles lo que mi hizo Bartolomé, quería decirle que la misa era una trampa, quería decirles que lamentaba lo que les iba a suceder.

¡Soy un monstruo! Estoy llevando a mis amigas al matadero. No quiero que sea mañana. ¿Qué hago Nela?

Relato de una violaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora