Capítulo 1. ❝ Comienzos no tan desastrosos. ❞

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El sol se encontraba en su punto más alto, el viento chocaba contra el pequeño auto de la familia Álvarez y el camino cada vez se hacía más viejo. Raúl se encontraba al borde de un ataque de pánico, estar 6 horas encerrado en el auto junto con canciones monótonas de la radio y el sonido del cortar del viento no era para nada lo mejor que podía sucederle.

Ya se había acabado todos los libros que tenía, pero, aunque tuviera un par escondidos entre las cajas que se encontraban a su lado, no le servirían de mucho, ya que el dolor de su cabeza se hacía cada vez más molesto.

Odiaba los viajes en carretera, odiaba tener migraña y sobre todo detestaba tener que mudarse a un pueblo enterrado entre la melaza del bosque. Privado de cualquier civilización y posiblemente el más aburrido de todos. Tampoco es como si al chico le importara mucho, pero todo aquello le daba una sensación de náuseas inexplicable.

Mudarse al lado más profundo del país se debía a una situación bastante complicada, su abuela no se encontraba en una de las mejores situaciones posibles. Al tener una edad bastante avanzada sus músculos dejaron de responderle cuando se requería, sus manos danzaban de un lado a otro sin control alguno y su abuelo comenzaba a preocuparse por lo que le pasaba al gran amor de su vida.

Su familia era muy pequeña, su madre había sido hija única, su padre por el contrario era de una familia bastante extensa, pero al vivir al otro lado de la ciudad, nunca tenía contacto con ellos. Además de existir ese pequeño rumor que ese lado de la familia no le tenía mucho aprecio a su madre, desviando la mirada cada que ella aparecía en la habitación.

Por ello mismo desde una edad muy temprana había pasado la mayoría de las fiestas del lado materno, en aquella casa que muy pronto sería su hogar por lo menos dos años más de su vida.

Sus padres, sobre todo su madre, había dejado la ciudad para ayudar al par de ancianos en el pequeño negocio familiar que tenían en la comunidad

Aun cuando su padre también estaba en completo desacuerdo, Raúl se encontraba el doble de molesto, amaba su vida en la ciudad, ¿qué ventajas iba a tener por vivir en un pueblo? En la ciudad era mucho más probable que tuviera una calidad educativa mucho más competitiva, se encontraba en su primer año de preparatoria, a este paso la única universidad que lo aceptaría sería de las que se encuentra en lo más bajo de la lista.

Pero aunque dentro suyo hubiera una voz diciendo lo contrario, prefería mil veces mudarse junto con sus padres a tener que compartir hogar con algunos de sus tíos paternos. Sin duda lo prefería mil veces, aún cuando mejor que nadie sabía que en ese pueblo todos ya tenían una rutina establecida, donde todos se conocían entre todos.

Raúl mejor que nadie sabía que no era de los mejores socializando, los pocos compañeros con los que se juntaba eran los de su club de videojuegos. Aunque a inicio de clases, su padre había insistido en que se metiera a fútbol, el mismo deporte que él había escogido y acompañado a lo largo de sus estudios medios, el chico escogió uno en donde pasaría mucho mejor sus tardes después de la escuela.

Bueno, en realidad se trataba de un club de informática, pero detrás de todo el glamour, el grupo de cinco adolescentes solitarios se la pasaban horas y horas jugando con la pequeña consola y el viejo televisor que se encontraba en el sótano de la preparatoria.

Alejados de todos, donde podían ser solo ellos mismos.

Javier Álvarez no se tomó para nada bien esta noticia, no había criado a un fracasado que se pasaba las tardes encerrado en un sótano junto a cuatro chicos, sin hacer algún tipo de deporte físico. Necesitaba que su hijo fuera tan fuerte como él, que entendiera lo que un verdadero hombre hace, no un perdedor que no hacía nada con su vida.

Te Amare a Escondidas | LuzuplayKde žijí příběhy. Začni objevovat