Harry Potter: el hermano olvidado

Capítulo 4: Hermione

Capítulo 4: Hermione

Hermione Granger estaba muy orgullosa de lo que se había convertido en el Mundo Mágico.  Antes de venir a la Escuela de Brujería y Hechicería de Hogwarts para recibir una educación sobre el mundo de la magia, era una niña bastante solitaria.  En la escuela primaria, los otros niños se burlaban de ella y la acosaban, quienes se burlaban de su aspecto.  Nadie quería ser su amiga, especialmente porque todos sabían que sus padres eran los dentistas que trataban sus dientes.  Con la esperanza de obtener algún tipo de aceptación, Hermione se había lanzado a sus estudios, decidida a ser inteligente si no podía ser popular.

Desafortunadamente, eso solo empeoró la intimidación.  Resultó que a las personas no les gustaban las personas más inteligentes que ellos, y se burlaban de ellas para sentirse mejor acerca de sus propios desempeños académicos inadecuados.

Las maestras tampoco fueron demasiado con Hermione;  parecía que ningún maestro realmente apreciaba que un alumno de nueve años demostrara que estaba equivocado o que ignoraba una materia.

Las únicas personas a las que realmente tuvo que recurrir fueron sus padres, pero siempre estaban tan ocupados con el trabajo, y a veces ambos tenían que irse un fin de semana o incluso una semana entera para asistir a algún tipo de conferencia, dejando a Hermione.  al cuidado de una tía o tío a quien no le gustaba porque era más inteligente que sus propios hijos.

Había estado terriblemente sola durante la primera década de su vida, y esperaba que todo eso cambiara cuando fuera a Hogwarts.  No lo hice, al menos no al principio.

Rápidamente se enteró de la sociedad de sangre pura, una que la discriminaría solo por quiénes eran sus padres.  Se había esforzado por demostrar su valía en clase presentando respuestas que ningún nacido de muggles debería saber.  Fue un vano intento de demostrar que pertenecía a su mundo, y rápidamente se enteró de que ninguno de los alumnos mágicos lo apreciaba;  con algunos como Malfoy, Nott y Smith pensando en ella como nada más que una sangre sucia que aún no conocía su lugar en su mundo.

Ella hizo todo lo posible para encajar, pero a nadie le importaba.  Su cumpleaños llegó, pero a nadie le importó;  nadie preguntó sobre la tarjeta y el regalo que recibió de sus padres.

Le dio dos meses, pero a fines de octubre estaba tan triste que en realidad estaba considerando seriamente abandonar Hogwarts por completo;  No habría sido demasiado tarde para regresar a una escuela muggle, y su retraso de dos meses en el inicio podría explicarse fácilmente como una enfermedad.

Pero entonces había sucedido Halloween.  Ella solo había querido ayudar a ese chico pelirrojo de nariz grande;  nunca hubo ninguna razón para atacarla así.  Pero lo hizo.  Sus palabras hirieron profundamente, y el hecho de que todos los niños de su clase se rieran de eso fue prácticamente el último clavo en el ataúd de su sueño de que el mundo mágico fuera un lugar en el que ella pudiera encajar.

En el baño de chicas había pasado toda la tarde llorando.  Nadie vino a buscarla, y nadie que entró al baño ofreció ningún consuelo.  De hecho, Pansy Parkinson empeoró las cosas cuando dijo: "¿Peor empujar allí? Oh, es solo la sangre sucia de sabelotodo. Nadie importante".  Ella y su amiga Millicent Bulstrode salieron del baño riéndose mientras Hermione se hundía aún más en su desesperación.

Y finalmente, justo cuando había controlado las lágrimas y se había convencido de volver a su dormitorio en la torre Gryffindor para escribir una carta a sus padres solicitando que la retiraran de Hogwarts, un Troll había entrado pesadamente al baño.  Un troll de montaña de tres metros de altura, muy maloliente, que empuñaba un palo.  Justo cuando pensaba que iba a morir, la puerta del baño se abrió de golpe y entraron los cinco niños de su casa. La aparición de Arnold Potter, Ron Weasley, Neville Longbottom, Dean Thomas y Seamus Finnegan distrajeron la atención.  Troll lo suficiente para que Hermione pueda escapar de la esquina en la que se había acurrucado y llegar a un lugar más seguro junto a la puerta.