Capítulo 4

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Erick


El tercer día aquí comienza de una forma realmente cliché.

¿Chocolate? ¿En serio Pimentel?

A penas voy a sentarme noto aquello en mi escritorio, un montón de chocolates de todo tipo.

Oh, ¿Me está tratando de gordo?

Bueno, no, creo que estoy buscando excusas para pelearlo, pero me ofende que no pueda ser un poco más original.

Tienes una empresa de diseño a cargo, en la cual la originalidad es lo principal, ¿y le regalas a alguien chocolates?

Sonrío comenzando a romper uno por uno en mi escritorio, y volviéndolo a poner en el cesto en el cual estaban.

Lo agarro y Christopher me mira como si hubiera cometido un crímen.

—Hay niños que no comen —Avisa—. Y tú estas desperdiciando comida.

Asiento y camino hacia afuera de la sala, para luego así ir al ascensor.

Al llegar al último piso, Yoandri me atiende al instante.

—Erick, Joel está en una reunión en la sala de juntas —Avisa, miro la puerta del lado contrario al de su oficina—. ¿Necesitas algo?

—Pues... ¿puedo devolverles estos bombones?

—Claro, déjalos en su oficina —Dice sonriente, asiento y me adentro allí.

Abro los envoltorios ya rotos con los bombones y río, puede ser que haya niños que no comen, pero yo no necesito esto.

Comienzo a romper los bombones contra el suelo y ensuciar de paso también su escritorio, termino con las manos llenas de chocolate por lo cual pruebo un poco.

Mierda, son buenísimos, seguramente sean caros.

Ja, pero yo soy más.

Agarro una hoja y una lapicera de su escritorio y escribo lo primero que pienso.

"No necesito, no quiero bombones ;)"

Salgo de la oficina sin más sonriéndole a Yoandri y este también lo hace, para después mirarme extrañado las manos, aunque no pregunta nada.

Regreso a mi sector de trabajo luego de haberme lavado las manos y me coloco al lado de Chris, mirando mis diseños.

—¿Cuándo vas a presentar la propuesta? —Cuestiona, suspiro.

—El lunes, aún tengo media semana para prepararla —Aseguro, Christopher asiente.

—Me gusta —Dice, asiento sonriendo.

La idea de los diseños en sí se tratan de hacerle saber a la gente mediante una publicidad y anuncios que valemos un billion, y que nunca debemos olvidar nuestros valores.

Mi teléfono vibra y noto que se trata de una llamada, alzo el ceño al notar que es de un número desconocido, pero decido contestar al ver que nadie se encuentra observándome.

—¿Hola? —Cuestiono, del otro lado se escucha que alguien bufa.

—¿Todavía te atreves a usar el teléfono en vez de trabajar? —Cuestiona Joel—. Ven, a mi oficina, ahora.

Uy, se enojó.

—No quiero, ¿cómo conseguiste mi número? —Digo, Joel ríe.

—Ven o te juro que daré una crítica tan mala de ti que no podrás conseguir trabajo en ningún otro lugar —Habla.

Billion || JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora