18.

73 6 1
                                    


Llego a la escuela contentísima por mis calificaciones. Con el dinero que me dio papá ayer, podré pagar un bonito vestido, que iré a buscar hoy después de clases.

Abro mi casillero, y lo primero con lo que me encuentro, es con un sobre y una carta dentro. Sé de quién es, pero la abriré cuando no haya nadie cerca. Así que cierro la taquilla y me choco con alguien.

- El universo nos está juntando mucho últimamente- dice Mateo, quitándose sus cascos.

- ¿El universo? El universo tiene cosas más importantes que hacer- bromeo y comienzo a caminar a mi clase de Literatura.

- Ya, pero eso no quita que estamos destinados a estar juntos, ¿no crees?

Me detengo un momento para verlo. No causa ningún efecto de atracción hacia mí, así que no, Mateo, no estamos destinados a estar juntos.

- Tu autoconfianza me agrada- llegamos a la puerta de mi clase.

- No debería, en realidad, mi autoconfianza es muchísimo más baja de la que todos creen. Soy simplemente un impostor que finge estar muy contento consigo mismo.

- Mmm... un caso digno para examinar.

Los dos comenzamos a reírnos, pero de repente, somos interrumpidos por alguien: Andrew.

Tiene una cara de malvado, que jamás había visto. ¿Estará celoso? Sí, parece que sí, y se ve súper tierno. Sus perfectas cejas están fruncidas y su mirada no tiene un ápice de amabilidad.

- ¿Interrumpo algo importante?- comenta luego de un silencio incómodo.

- Sí, de hecho sí- contesta Mateo, riéndose nuevamente.

- No veo la gracia al asunto, señor López- joder con Andrew.

Mateo me mira. Yo miro a Andrew. Andrew mira a Mateo. Nadie dice nada. ¿Por qué esto parece una escena de "El bueno, el malo y el feo"?

- Creo que debería irme- dice Mateo-, ¿quieres que almorcemos juntos? Carmen tampoco vendrá hoy y Javier menos, así que... podemos comer juntos.

Andrew me clava la mirada; y no solo eso, ¡me asesina con la mirada! Pero no tengo porque privarme de almorzar con quién yo quiera, Mateo es solo un amigo y Andrew tendrá que acostumbrarse a eso.

- Claro, nos vemos en el almuerzo entonces.

Y se va, tan contento como siempre. Miro dentro del aula, y agradezco que no haya nadie.

- ¿Podemos hablar?- dice Andrew, cabreadísimo.

- ¿Ahora?

- Sí, Ana, ahora.

- Vale...

Entro a su aula él cierra la puerta. Empezamos bien... empezamos bien.

Me siento en mi lugar de siempre y él me fulmina con la mirada. ¿Por qué tengo la impresión de que no podemos estar más de una semana bien? Ah, claro, porque no podemos estar más de una semana bien, es verdad.

- ¿Qué sucede?- trato de parecer tranquila.

- ¿De qué van tú y él?- se apoya en su escritorio-, ¿tienen algún tipo de relación íntima o algo así?

- Vamos a ver, guapo, ¿Qué ahora no puedo almorzar con mis amigos? Joder contigo, eh.

- ¿No te das cuenta que le gustas? ¿Eres tan ingenua?

Lo quiero todo de ti.Where stories live. Discover now