19.

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Salgo del despacho de la directora cuando toca el timbre de cambio de hora. Me dirijo al aula de literatura, donde están, cómo no, Andrea y Andrew, hablando sobre algo. Ni siquiera estoy de humor como para ponerme celosa o en plan borde, simplemente agarro mi mochila y me voy, sin mirarlos, y sin demostrar el menor interés.

¿Buscar otras opciones para universidades? ¿De qué van? SI que es verdad que es mejor tener una opción B, pero eso no le quita lo asustada que me pone el hecho de no ser admitida en la universidad de mis sueños.

Paso toda la mañana pensando en eso, hasta que toca la hora del almuerzo.

Cuando salgo de la clase de cálculo, me encuentro a Mateo, esperándome en la puerta. Lleva un chupete de fresa en su boca y aún sigue con sus audífonos.

- ¿Lista para lo que será el mejor almuerzo de tu vida?- pregunta con su carácter único.

- Más que lista.

Y de repente, me agarra de la mano y en vez de llevarme al comedor, me lleva a las gradas, donde me dice que me siente.

- Tengo... un sándwich de queso con tomate, y otro sándwich con queso y tomate. ¿Cuál quieres?

- Que decisión tan difícil- me golpea juguetonamente en las costillas-. Creo que esta vez elijo... el sándwich de queso con tomate, porque, el otro no me gusta; ya sabes, gustos personales.

Le guiño un ojo y él suelta unas cuantas carcajadas. Su sándwich de queso con tomate, resulta tener pavo y pepinillos incorporados.

- Vaya...

- No me digas que no te gusta el pavo- me mira con los ojos abiertos como platos y yo le aclaro que amo el pavo-, uf, que suerte, porque es lo único que se cocinar.

- Joder, lo único que sabes cocinar resulta ser la comida más complicada de preparar, que irónico.

Hace un puchero y yo me río hasta que me duele el estómago.

Hablamos de todo pero al mismo tiempo de nada. Mateo es sumamente agradable, y su compañía me encanta. Para ser un pijo en todo su esplendor, no es nada como lo imaginaba; en ningún momento habla de su dinero, ni del trabajo de sus padres, ni de nada de lo que normalmente hablan los que tienen mucho dinero. Hablamos de cosas sin sentido, y también de su infancia y sus gustos personales.

- Ya, vale, ahora hablando de algo un poquitín más serio- le doy un trago a mi agua y sigo-: ¿Qué pasa con Carmen y Javier? Ayer hablé con ella y estuvo súper cortante.

- Están pasando por momentos difíciles... Supongo que solo nos queda entenderlos, ¿no? No se merecen ser juzgados ahora mismo.

Los dos nos quedamos en silencio. Tiene razón, no merecen ser juzgados.

- ¿Crees que lo hayan dicho a sus padres?- musito, y él niega efusivamente con la cabeza.

- Ni locos. ¿Qué crees que dirían esos trogloditas ante eso? Los echarían de sus casas, y si eso pasase, no tendrían donde ir, y lastimosamente mi casa actualmente no recibe a parejas que tienen a un bebé en camino.

- Quisiera ayudarlos... pero no hablan conmigo.

- A veces las personas necesitan estar solas para entenderse a si mismos.

Hablamos unos minutos más, y luego los dos nos vamos en diferentes direcciones. Yo voy directo a mi taquilla, donde saco la carta que me dejaron hoy.

Lo quiero todo de ti.Where stories live. Discover now