56.

35 7 1
                                    


Al día siguiente, recibo por la tarde un mansaje de Andrew pidiéndome que vaya a su casa en la noche. Le digo que si, y media hora llego a su edificio. Estoy nerviosa; hoy le diré lo que siento, hoy lo enfrentaré.

Cuando toco la puerta, él me abre casi de inmediato. Lleva el cabello completamente despeinado y está sin polera. Se ve muy sexy. Me sonrojo un poco al verlo, y Andrew, al ver mi reacción, sonríe.

- Hola guapa- dice, y me da un besito en los labios.

Qué bonito se siente ese contacto. Al parecer hoy si está de buen humor.

- Hola, Andrew.

Me deja pasar y yo paso directamente a la sala, y me siento en el sofá. Observo mis uñas, que solo tienen brillo; decidí darles un descanso por unas semanas. Andrew se sienta a mi lado y toma mi mano.

- ¿Estás bien? Te noto nerviosa- ahora él comienza a jugar con mis dedos. Hace complicado el querer hablar con él.

- Tenemos que hablar- en cuanto esas tres palabras salen de mi boca, él deja de jugar con mis dedos y me clava la mirada.

- ¿Sobre qué?

Respiro profundamente, y cierro los ojos. El maldito nudo en la garganta amenaza en aparecer, pero no se lo permitiré. Hoy no, ahora no; he llorado demasiado en estos últimos días, y espero que en esta ocasión sea capaz de controlarlas.

- Sobre nosotros- me doy un tiempo para aclarar lo que quiero decirle. Él no deja de mirarme con esos... ojos de venado y me hace poner más nerviosa-. Últimamente haz estado muy raro conmigo, muy frío e... indiferente.

Suelta mi mano y con ella también un suspiro. Pasa sus manos por su rostro y luego por el cabello.

- Ana, ya te dije que no tengo nada. Lo hablamos el otro día.

- Lo sé, Andrew. Sé que lo hablamos, y me dijiste no tenías nada, que tu me seguías amando, pero dentro de nada volviste a comportarte.... Así.

- ¿Así como?- pregunta, con las cejas enarcadas.

No está molesto, está... ¿preocupado? La verdad es que no sé cómo está, lo único que tengo presente es que no está enojado, y eso es bueno.

- Así como si ya no me quisieses.

Lo dije. Lo dije y es un alivio haberlo dicho. Es como soltar una bocanada de aire retenida. Andrew me mira incrédulo, tratando de descifrar mi expresión.

- Eso es una tontería- dice finalmente-. Por supuesto que te quiero Ana, eso no cambiará nunca.

- ¿Y por qué parece que el único que cree eso eres tú?- cuestiono, tratando de mantener mi tono sereno-, ¿te molesta algo de mí? ¿Hice algo mal?

- Por supuesto que no, no me molesta nada de ti, eso es ridículo- vuelve a tomarme la mano y eso me reconforta demasiado.

Le da un beso al dorso de mi mano y yo sonrío, una sonrisa que me sale desde el fondo de mi corazón. Ahora pasa su brazo por mis hombros y me atrae hacia él para abrazarme.

- Te amo, pequeña- susurra contra mi cabello-. Te amo, y eso no cambiará, ¿vale?

- ¿Entonces, estamos bien?- pregunto tímida.

- Por supuesto que estamos bien.

Toma mi rostro en sus manos y me besa, como no me ha besado en días.

Quiero creer de todo corazón que lo que me dijo es verdad. Quiero creer que lo nuestro aún tiene esa chispa que hemos tenido durante tantos meses. Quiero creer que lo nuestro durará. Y espero que Andrew crea lo mismo.

Lo amo, eso es innegable, y amo pasar tiempo con él. Me ha demostrado muchas cosas; me ha hecho cuestionar muchas cosas. La edad no fue un problema, la escuela no fue un problema, las personas no fueron un problema, ¿por qué habría de cambiar eso ahora?

- Te amo- susurro, y ahora las lágrimas si que salen de mis ojos.

Él sonríe y me besa intensamente. La temperatura sube y ambos nos damos cuenta de eso, y poco a poco, las prendas de ropa van desapareciendo. 

Lo quiero todo de ti.Where stories live. Discover now