El romance del señor Ernest Haden Hexter y la señorita Abigail Raspberry

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El señor Haden y la señorita Raspberry llevan muchísimo tiempo de conocerse. Desde los primeros días que se conocieron, el señor Haden se enamoró por completo de la señorita Raspberry. Sin embargo, sabía que no era prudente decirlo enseguida, además de que no estaba seguro acerca de si sus sentimientos eran correspondidos. Lo que el señor Haden no sabía era que desde el primer día que se habían conocido, la señorita Raspberry también había caído enamorada de él. De manera que ambos estaban prendados, pero ninguno de los dos lo sabía, y no se atreverían a decir nada durante los meses siguientes.

A partir de los primeros meses, el señor Haden visitaba de manera muy frecuente a la señorita Raspberry. Fue así como ambos fueron enamorándose cada vez más, y pronto el señor Haden comenzó a salir a dar recorridos y paseos por entre los senderos del campo con la señorita Raspberry; a tomar el té y a comer los bocadillos de frutas que ella preparaba.

Al cabo de un año, ninguno de los dos había mencionado una palabra acerca de su interés romántico, aunque era bastante evidente. Sin embargo, para ambos parecía no haber problema con ello.

El interés amoroso del señor Haden hacia la joven Raspberry fue haciéndose cada vez más profundo, hasta que una mañana se lo mostró yendo a su jardín y cantando una de las muchas canciones que él había compuesto junto a su guitarra.

El romance entre ambos ya era bastante fuerte, hasta que una tarde el señor Haden se enteró de que la señorita Raspberry se tenía que mudar del pueblo.

Al principio él se mostró bastante entristecido, pero entonces pensó y decidió despedirla con una canción, en la que finalmente declararía su verdadero amor por ella, tal y como debía hacerse. Aquella tarde el señor Haden le llevó un regalo sencillo, que no era más que una melodía, junto con su decisión y compromiso sinceros de acompañar a la señorita Raspberry a partir de ahí a donde quiera que ella fuera, para siempre.

Cartas de Robert K.W. y otros fragmentosWhere stories live. Discover now