NATIONAL CITY

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Mercy corría por ese laberinto de pasillos de mantenimiento. Se había topado con algunos agentes del DEO, pero había logrado sorprenderles y darles muerte, robándoles una de sus armas. Ella sabía muy bien por donde iba ya que, días antes del asalto, había robado un juego de planos del edificio y los había estudiado, por lo que sabía muy bien donde se dirigía.

En esos momento se metió por una serie de pasillos bastante antiguos, llenos de cables y tuberías viejas, que llevaban hasta una salida. Mercy sabía que esa zona solo aparecía en sus planos, ya que eran más antiguos. El DEO y las autoridades utilizaban planos más modernos, donde las zonas antiguas como esa quedaban excluidas, por lo que sabía que la salida hacia donde se dirigía no estaba vigilada y podría escapar.

Empezó a correr por esos pasillos rumbo a la libertad, pero se detuvo en seco cuando Lena apareció frente a ella. También había cogido una de las armas de los agentes del DEO muertos y la encañonó antes de que tuviera tiempo de encañonarla también.

– Fin del viaje, hija de puta.

Mercy sonrió maliciosamente.

– Por qué no dejas que me marche. Sé que, en el fondo, tu sangre Luthor quiere que continúe con mi misión de limpiar la Tierra de la escoria extraterrestre.

– Puede que tengas razón. Pero hace tiempo que no dejo que mi sangre Luthor dicte mis normas.

Mercy arrojó el arma a un lado, pero no se rindió. En lugar de ello, se mostró desafiante.

– ¿Y qué vas a hacer? ¿Disparar contra una persona desarmada...? –dijo en tono de burla – ¿Qué pensaría de eso tu querida chica de acero...? –su sonrisa adquirió un tono diabólico al ver la reacción de Lena al mencionarle a Supergirl – Te la follas ¿verdad...? No me sorprende. Tanto te gustan esos sucios extraterrestres que no tienes reparos en meterte en la cama con una de ellos ¿Sabe ya esa rubita kryptoniana que tú y yo nos lo montábamos cuando aún éramos amigas...?

Lena sonrió maliciosamente.

– Aún no, pero lo sabrá. No quiero tener secretos con ella. También le contaré que ella es mucho mejor en la cama que tú.

Dejó de encañonarla y también arrojó su arma a un lado al tiempo que se puso en posición de combate.

– Tú y yo solas. Sin armas.

Mercy soltó unas carcajadas.

– Está bien. Pero, la última vez que lo hicimos, te di una buena paliza.

– Entonces, solo conocía lo que me habías enseñado. He aprendido unas cuantas cosas desde entonces, como ya te dije antes.

– Si, ya sé. Esa nueva maestra que has tenido. Pues más te vale que sea muy buena.

– Lo es. Es la mujer que acabó con la Liga de las Sombras.

Los ojos de Mercy se abrieron como platos. En los círculos en los que se movía, la Liga de las Sombras era toda una celebridad y, que alguien hubiera acabado con ella era digno de temer. Por primera vez, dejó de disimular el miedo que sentía en esos momentos. Aunque, no por mucho tiempo. No quería que Lena la viera asustada y volvió a adoptar su actitud chulesca y desafiante.

Comenzó la pelea. Al principio, Mercy parecía tener las de ganar y Lena se llevó unos cuantos golpes. Pero, pronto se dio cuenta del error que había cometido. Lena solo se estaba dejando vencer para estudiar sus movimientos y analizar su patrón de lucha. En cuanto lo hizo, Mercy fue quién recibió los golpes y llegó a ser derribada. Pero, lejos de rendirse, se puso en píe rápidamente y sacó un cuchillo de una de sus botas.

HIJA ROJA (Supercorp)Where stories live. Discover now