NATIONAL CITY

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Lena había perdido el conocimiento durante unos segundos, pero despertó a tiempo para darse cuenta de que estaba a punto de estrellarse contra el suelo y pudo reaccionar en el último momento para activar los propulsores del traje y así parar la caída. Aterrizó suavemente y, sobresaltada, se puso a mirar en todas direcciones. No veía a Reign por ninguna parte y la computadora no la detectaba. Tampoco lograba ver a Kara y esto le preocupaba aún más, ya que debía estar muy débil con todo lo que había soportado y el impacto le habría afectado más a ella. No se perdonaría si le ocurriera algo.

La computadora detectó un cuerpo acercarse a ella a toda prisa y se volvíó hacia él dispuesta a repeler el ataque. Desistió cuando vio que se trataba de Alex, quién había acudido allí corriendo en busca de su hermana.

– ¿Dónde está Kara? –preguntó muy preocupada mientras miraba en todas direcciones apuntando con su arma.

– No lo sé. No consigo encontrarla –dijo Lena igual de preocupada –. Tampoco sé donde está Reign. Pero está viva, lo presiento.

Las dos miraban en todas direcciones apuntando con sus respectivas armas. Maggie se puso en contacto con Alex a través del comunicador. Una conversación que Lena también pudo escuchar desde dentro de su traje.

– ¡Alex! ¡Estamos en peligro! –sonó la aterrada voz de Maggie entre disparos – Los rusos son demasiados y nos superan. Han traspasado el perímetro y nos tienen rodeados. Necesitamos refuerzos cuanto antes.

– Al ejército todavía le queda más de media hora para llegar y la policía y la guardia nacional están ocupados poniendo a salvo a los civiles del puente.

– No podremos aguantar mucho más –insistió Maggie.

– Voy a ayudarles –dijo Lena.

– ¡No! –le replicó Alex – Aún no tenemos localizada a Reign. No podemos arriesgarnos a que vuelva a cogerte desprevenida. Tampoco sabemos que le ha ocurrido a mi hermana, podría estar en peligro.

– No podemos quedarnos aquí sin hacer nada. Los rusos los van a masacrar.

– Lo sé –dijo Alex apretando con fuerza los puños de rabia e impotencia –. Tiene que haber alguien que pueda ayudarnos.

Como si de un milagro se tratara, una luz naranja se puso a parpadear en la computadora del traje. Lena sonrió al verla.

– Tranquila, Alex, acaba de llegar la Caballería.

Alex frunció el ceño mirando a Lena. Cuando esta alzó la mirada al cielo, ella la imitó. Ambas vieron como en el cielo se abría un gran portal interdimensional y por él aparecía la Waverider, la cual se puso a sobrevolar la ciudad.

– ¿Me has echado de menos, gatita? –dijo la burlona voz de Sara a través del comunicador.

– Llegas tarde –bromeó Lena.

– Lo siento, pero nos pillaste en la Edad del Bronce. Por suerte, tu aparato para poder comunicarnos desde distintas tierras y en distintas épocas funciona a la perfección.

– Por supuesto, es tecnología de L-Corp.

Alex lo escuchaba todo a través de su comunicador.

– Siento estropear este emotivo reencuentro. Pero os recuerdo que hay agentes del DEO en peligro.

– Hola, Alex. No sabía que íbamos a hacer un trío –Alex puso mala cara mientra Lena rio por lo bajo la broma de Sara –. Tranquila, desde aquí arriba vemos la batalla. Nos dirigimos hacia allí.

– Los malos son los rusos –dijo Lena –. Visten con uniformes del antiguo ejército rojo.

– Esto mejora las cosas. Una de nuestras primeras misiones como Leyendas fue en la URSS y no guardamos muy buen recuerdo del comunismo. Especialmente Rory ¿Verdad, Mick?

HIJA ROJA (Supercorp)Where stories live. Discover now