El campus.

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El molesto ruido del despertador aturdía los oídos de Yuzu, los dígitos en la pantalla de su celular le indicaban que faltaban sólo algunos minutos para las 3am, ya era momento de levantarse. Y a diferencia de su época en bachillerato lo hacía sin excusa o lamento alguno.

Antes de salir rumbo a su trabajo de medio tiempo, siempre se aseguraba que su prometida siguiese bien cobijada, subiéndose un momento a la cama para darle un suave beso y decirle;

  ̶  Buenos días preciosa, ya me voy así que te veré en la escuela, te amo.

A lo que Mei le respondía medio dormida;

  ̶  Yo también te amo Yuzu.




La ventaja de tener que trabajar tan temprano era que las calles estaban prácticamente vacías, resultando más divertido ir en la motocicleta de Harumi.

Aunque Sho les había comprado un auto a sus hijas, encontraban más cómodo que por las mañanas Yuzu se llevara la motocicleta, para que Haru y Mei usaran el coche. Cambiando por la tarde, siendo Yuzu y Mei quienes regresaran en este.


A inicios del verano anterior, en una de sus visitas al médico, a Yuzu le informaron que su mano ya estaba recuperada o al menos todo lo que era posible mediante terapias. Sin embargo en lo referente a usarla para tareas que requiriesen precisión, seguramente tendría problemas, esto debido a que algunas de sus terminaciones nerviosas habían quedado dañadas de forma permanente.

Aun con esto Yuzu no se rendiría y seguiría intentado volver a pintar con su mano dominante. Lamentablemente no tardaría mucho en descubrir que cuando esta se cansaba unos espasmos en extremo dolorosos le dificultaban continuar.

Lo cual hubiese sido un motivo para desmotivarla de no ser porque la profesora Bijutsu le daría una esperanza. Ella tenía un amigo que había pasado por algo similar aunque por desgracia el hombre no tuvo la misma opción que Yuzu de usar su otra mano ya que había perdido todo su brazo izquierdo. Debido a ello hizo hasta lo imposible para recuperar el total funcionamiento de su brazo "sano". Lo que lo llevo a que le realizarán una microcirugía que corregiría el daño.

Así fue como Yuzu conoció al que ahora es su actual jefe, el señor Okuno Rashi. Este no solo la ayudaría a contactar al cirujano que lo intervino con un asombroso éxito. Sino que al ver el talento de Yuzu le ofreció trabajar restaurando obras que diversos museos sólo le confiaban a él.


Ese día, Yuzu acabó temprano con un pendiente que el señor Okuno le había encargado.

  ̶  De verdad no dejas de asombrarme Yuzuko, sigo sin creer que en realidad eres diestra. Tu atención al detalle es perfecto.

  ̶  Gracias señor, aunque mucho se debe a la experiencia que gané con la Sensei Utsuki.

  ̶  Cierto, con ella hiciste tus primeras restauraciones. No entiendo que es lo que hace Bijutsu en esa academia, si se dedicara a esto de lleno seguro acapararía a mis clientes más importantes. En fin, buen trabajo, ya puedes irte por hoy.

Esa era la primera vez, desde que Yuzu había comenzado a trabajar, que conseguía salir temprano significando que por fin podría ver entrenar a Mei y Haru. Ambas se habían inscrito al equipo de futbol americano de la universidad en la que las tres estudiaban ahora.




El área deportiva se encontraba muy cerca del estacionamiento, así que a Yuzu no le tomó más de un par de minutos encontrarlas llegando al campus.

BETWEEN LOVEHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin