Una luna no tan dulce.

147 17 3
                                    




Todo pareciera un glorioso sueño, me sentía en las nubes... aunque quizá se debía a que las tenía a la vista desde la ventanilla del avión. No obstante, la compañía de mi esposa también ayudaba con esa sensación.

Mi esposa... me fascina como se escucha. Y poder a partir de ahora refirme así de Yuzu me tiene envuelta en dicha.

Ver en su rostro esa sonrisa reluciente, tomar su mano con ese tacto de su piel tan suave, todo mientras nos dirigíamos al sitio paradisíaco donde disfrutaríamos de nuestra luna de miel, ¿qué más podía pedir?

Yuzu me miró por unos segundos y se acercó para decirme en un susurro;

—Sabes, hay algo que quiero hacer para lo cual no creo poder esperar a que el avión aterrice.

Sus palabras sugerentes pusieron todos mis sentidos en alerta y que su mano tocara mi entrepierna estuvo a punto de provocar jadeara.

Quizá en otras circunstancias la hubiera regañado pidiéndole que se controlara, pero yo misma no me sentía capaz de apaciguar la excitación que estaba recorriendo mi cuerpo. Así que al verla dirigirse al baño del avión, sin protesta alguna la seguí.

Luego de que Yuzu entrara, esperé unos segundos para hacer lo mismo cuando nadie miraba. El espacio, a pesar de sus limitantes, era apenas perfecto.

En un instante me había encargado de desnudar a Yuzu de la cintura para arriba. Con mi boca recorría caminos de sus pechos a sus labios, deteniéndome ocasionalmente en su hermoso cuello del cual se desprendía el delicioso aroma de su perfume.

Amo cada una de las expresiones en su rostro y, debo admitir que la forma en que intenta controlar los sonidos que escapan de su boca... sencillamente me enloquece. Es como si me retara a incrementar la intensidad de mis caricias, para así provocar que quien estuviera afuera nos escuchara.

No sé qué imaginaba Yuzu mientras caminaba desde su asiento hasta aquí. Pero tenerla frente a mí, por completo desnuda (a excepción de sus tacones que aún tenía puestos), sin duda superaba por mucho mis expectativas.

La emoción del momento me tenía atrapada, a cada segundo seguía perdiendo el control. El cuerpo de Yuzu se estremecía con mayor frecuencia, sus manos aferradas a mi espalda estrujaban tan fuerte mi ropa que pellizcaba mi piel.

Yuzu, incapaz de controlar sus gemidos, clavó sus dientes al borde de mi cuello. En sus muslos escurría ese delicioso indicador de que sin duda llevaba a cabo bien mi trabajo.

Cuando estaba por terminar y Yuzu había dejado de morderme, contemplé su rostro el cual lucia demasiado tierno debido al rubor en sus mejillas.

Con esa imagen ante mí, no pude resistirme a besarla mientras hacia lo necesario por llevarla hasta el orgasmo de nueva cuenta.

Ayudarla a que se vistiera no fue tan sencillo como desprenderla de cada una de sus prendas. Y quizá este breve encuentro sólo avivaba nuestras ansias en lugar de calmarlas. Pero hacer el amor con mi esposa de esta forma, es algo que jamás olvidaré.

Mi esposa... realmente me fascina como eso se escucha.




El amanecer se asomaba desde el balcón, el brillo y el colorido de la hermosa vista no tenía comparación. Debo admitir que luego de tres días comprendo que es lo que mi padre amaba de este lugar.

BETWEEN LOVEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora