✰ Capítulo ocho: No tienes porque hacer esto

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- Escucha, tu no tienes porque hacer esto... - murmuro la azabache, tratando de calmarla.

- ¡Cállate! - habló nerviosa, dio un golpe con el arma en la cabeza de la azabache.

Rosangela cerro los ojos con fuerza al mismo tiempo que finas lágrimas salieron de sus ojos.

- ¡Arrójenme sus armas, ahora! ¡Muéstrenme sus manos, arriba donde pueda verlas! - ordenó, ustedes se dedicaron miradas impotentes e hicieron caso a sus órdenes.

Temían lo que le haría a Rosangela si no hacían caso, la mujer se veía inestable, no parecía ser alguien con quien negociar.

Los agentes que estaban cerca a ustedes se habían dado cuenta de lo que estaba ocurriendo y avisaron a los demás, ahora ustedes estaban rodeados.

Connor cálculo un total de treinta y seis posibles finales, en los que la probabilidad de éxito era menor a un 59%; a pesar de ser un hábil negociador, la actitud inestable y volátil de la humana frente a ustedes no le permitía encontrar un procedimiento para que nadie saliese lastimado.

Tu por el contrario, decidiste que tratarías de hablar con ella, ser indulgente tal vez aliviaría el estrés de la rubia; negociaría con ella pese a que jamás habías estado en una situación similar.

- Emylie... - llamaste, la chica de cabello rubio clavo su mirada en ti - Ese es tu nombre, ¿no es así? - diste unos pasos hacia ella quien retrocedía quedando cerca a una cornisa.

- Tu... ¿Cómo sabes mi nombre? - sus ojos estaban inyectados en sangre gracias a las lágrimas que se acumulaban en ellos.

Cada vez que daba un paso hacia atrás, sangre salía de su herida, manchando la nieve y haciendo que en sus adentros gritara de dolor y desesperación.

Connor recordó el incidente del divergente que tomó de rehén a una niña.
El tuvo que encargarse de la situación lo logró hacer con éxito, cumplió con su misión.

Nadie salió lastimado, nadie excepto el divergente involucrado; Daniel había muerto gracias a un disparo en la cabeza por parte de Connor.

Cuando miraba lo que estaba pasando; veía a Emylie como Daniel, Rosangela como la pequeña niña y a ti como si fueses el.

Temía por lo que fuese a ocurrir pero no podía moverse, había altas probabilidades de que Emylie disparará al sentirse amenazada; así que se quedó inmóvil esperando a que no pudieras más en riesgo tu vida.

- Eso no importa ahora. - te detuviste y ella te examinó con la mirada - Mi nombre es Tn White, soy detective del departamento de policía de Detroit. -te presentaste.

- ¿Por que me estas diciendo todo esto?

- Porque necesito que confíes en mi. - bajaste un poco las manos, los brazos comenzaban a dolerte gracias a que el frío aire que calaba hasta lo más profundo de tu pequeño cuerpo - Se que no eres una mala persona, se que no quieres hacer esto.

No lo sabias, no podías hacerlo, pero necesitabas calmarla para que soltara a tu amiga; no querías que nadie saliese lastimado, no podías permitir eso, no lo soportarías.

Suspiraste tratando de calmarte.

- No, no lo soy. - ella sollozo mientras entre cerraba los ojos - Yo no quería hacer esto, pero ellos no me dejaron opción. - su garganta dolió y su voz que quebró.

- ¿Quiénes no te dejaron opción? ¿Quiénes te obligaron a hacer esto? -preguntaste mientras te acercabas más a ella.

Rosangela te dio una mirada de advertencia, ella temía por tu seguridad más que provocó Su propia vida, Emylie justo ahora era una persona inestable y peligrosa.

✰ ᴡɪᴛʜ ʏᴏᴜ ◖ ᴄᴏɴɴᴏʀ×ʀᴇᴀᴅᴇʀ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora