III

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Estando lejos de la casa de conchas, la cazarrecompenzas disminuyó la velocidad y se dirigió al chico:

–Oye niño ¿Tienes nombre?–

–Varian– respondió este un poco distraído

–Ok, Varian ¿Acaso recuerdas algo sobre como pudiste parar en ese lugar?–

–No. Lo último que recuerdo es haber estado en casa con mi padre; probablemente me desmayé, no estoy seguro...– recapituló antes de entrar de nuevo en pánico –¡Seguramente fui secuestrado! ¡Oh no! ¡Padre estará tan preocupado!– la chica sólo arqueo una ceja y Varian se sonrojó:
–¡Disculpa! No más pánico. Entendido– se excuso tímidamente.

La chica se sorprendió por la súbita disculpa, no esperaba algo así sólo por un simple gesto de ella. Cambiando de tema preguntó:

–Y... ¿Por casualidad no sabrás por donde esta tu casa, o si?–

Varian negó con la cabeza.

La chica paro el caballo y suspiró:
–Mira. Tengo algunos asuntos que resolver y cosas que hacer, pero...– hizo una pausa. No podía creer lo que diría a continuación –Puedes venir conmigo. Te ayudaré a encontrar tu casa.–

–¿En serio?– preguntó incrédulo Varian con los ojos llenos de brillo; no esperaba que alguien del exterior fuera tan amable –Gracias... Eso es muy...–

–Si, si, en serio. Oye. Antes necesito dirigirme a cierto lugar el cual es... ¿Cómo decirlo? Puede no ser el mejor lugar para alguien como tú. Así que, sólo haz lo que te diga y no hagas preguntas ¿Entendido?–

Varian la miró confuso y antes de que pudiera responder algo, la chica dijo:
–Tomaré eso como un sí.–

•••

Después de galopar unos pocos minutos finalmente se detuvieron enfrente de una taberna.

La cazarrecompenzas bajó de su montura y le ordenó a su acompañante:

–Quedate aquí–

–¿Por qué?–

–Porque yo lo digo– respondió cortante y entró a la taberna.

Varian arrugó la nariz molesto y cruzó los brazos, resignándose a permanecer ahí, y así lo hizo durante un pequeño rato; moviendo sus pies aburrido, mirando a sus alrededores a ver si encontraba algo entretenido,  cuando después de pocos segundos no pudo soportar más la curiosidad y se dirigió a la entrada.

Sin embargo, antes de entrar titubeó por lo que la chica le había dicho sobre no ser un lugar para alguien como él. Retrocedió. Podría ser peligroso.

Pero entonces recordó su respuesta acerca del por qué no podía ir allí:

"Porque yo lo digo"

¿Porque ella lo dice? ¿Y quién es ella precisamente? Acababa de conocerla y ni siquiera sabía su nombre.

Frunció el ceño y sin dudar más, abrió la puerta.

•••

La cazarrecompenzas se encontraba sentada en una mesa con un maleante negociando su próximo trabajo.

–El Barón ha estado buscando a dos sabandijas que han traicionado su confianza. Seguro has oído hablar de ellos...–

–Si. Rider y Strongbow.–

–Si eres tan buena como dicen seguro podrás atraparlos sin problemas. Al terminar el trabajo se te recompensará con 100 monedas por cada uno–

–300– corrigió –300 por Strongbow y 500 por Rider o no hay trato–

El rufián rió: –Primero veamos si estas a la altura del trabajo y luego discutiremos tu paga–

Pero antes de que pudieran cerrar el trato algo llamó la atención de ambos: Se trataba de un niño entrando a la taberna abriendo la puerta de par en par, de forma súbita y ruidosa; como si quisiera llamar la atención de todos los presentes.

–¿Necesitas algo niño?– preguntó amenazante un maleante con una pata de garfio

–¡Si! Yo... Eh... ¿Dónde está el baño?–

La cazarrecompenzas se dio una palmada en la frente. No podía creerlo: lo primero que le ordena y lo primero que hace. Al parecer era más tonto de lo que aparentaba.

–Por allá, al fondo niño– respondió el rufián

–¡Gracias!– el chico agradeció con una sonrisa inocente y se dirigió al lugar indicado caminando de una forma algo tonta y campante. Pero se detuvo al ver a la cazarrecompenzas y sonriendo la saludó acercándose:

–¡Hey! ¡Hola! Se que dijiste que esperara afuera pero estaba aburrido y... ¡Vaya! Este lugar no es tan malo como creí, claro, el olor no es el más agradable pero...–

–¿Acaso conoces a este niño?– interrumpió el maleante dirigiéndose a la chica. Ella no respondió –Vaya, no creí que fueras del tipo que hace de niñera– diciendo esto hizo una seña y otros maleantes se acercaron a ellos –Este no es un lugar apropiado para un niño y, no creo que tu compañía tampoco lo sea, tal vez el Barón pueda darle alojamiento...–

–Dejalo en paz Comadreja, él no es uno de tus chicos ladronzuelos–

–¿No?– preguntó en forma burlona –¿Y que tal si duplico el pago por Strongbow y Rider?–

–No hay trato– respondió desenvainando su espada

–Como quieras– replicó Comadreja mientras arremetía contra la cazarrecompenzas. Ella lo esquivó mientras le brindaba un puñetazo a uno de sus maleantes y bloqueaba la daga de otro.

Algunos de ellos arremetieron contra Varian tratando de capturarlo; el trató de esquivarlos e inclusive corrió hacia la salida, pero ellos le impidieron el paso.

–¿Vas a alguna parte chico?– amenazaron mientras otro lo atrapó por detrás.

Varian forcejeó tratando de escapar a su agarre pero sus intentos fueron inútiles. Volteó a ver a la cazarrecompenzas, pero ella estaba rodeada y demasiado ocupada para poder ayudarlo; aunque ella siempre disfrutara de un buen enfrentamiento, los maleantes de Comadreja la superaban en número.

Desesperado, Varian buscó a su alrededor algo que pudiera ayudarle a salir de aquella situación cuando un anunció llamó su atención:

"Viernes de luchas. El ganador come gratis"

Sin pensárselo dos veces gritó:
–¡Hey! ¡Bebidas gratis para todos si pueden vencer a Comadreja y a sus amigos!–

Sin necesidad de decir algo más todo el bar arremetió contra Comadreja y sus secuaces, dejando así libre a Varian quien corrió hasta la cazarrecompenzas y tomándola de la mano movió la cabeza indicándole salir del bar. Ella asintió y huyeron sin que alguien lo notara, dejando un gran alboroto detrás de ellos.

La otra versión de la historiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora