IV

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Matthews regresaba a la casa de conchas a revisar que tanto poder tendría el niño esta vez.
Ya había pasado un rato desde que lo dejó, así que los resultados debían estar listos.

No obstante, al entrar a la habitación se llevó una desagradable sorpresa: El chico ya no estaba.

Rápidamente corrió hacia la habitación donde este vivía, la que simulaba ser una cabaña, con la esperanza de que tal vez estuviera allí. Nada. Regresó al cuarto anterior viendo si podía encontrar alguna pista de donde podría estar. Las ramas estaban cortadas, claramente a filo de espada. Alguien debió haberlo liberado y llevádoselo consigo.

Se dirigió a la entrada de la casa y notó huellas en la tierra, casi frescas, pertenecientes a un caballo. Volvió a entrar y silbando llamó a tres grandes lobos blancos. Les señaló el punto donde se encontraban las huellas y una vez habiéndolas olfateado corrieron aullando hacia el interior del bosque. Habían dado con el rastro. Matthews frunció el ceño.

-No creas que escaparás tan fácilmente gota de luna. Te encontraré y me encargaré de tu protector personalmente...-

•••

Varian y la cazarrecompenzas se encontraban en el bosque desayunando algo de las provisiones de emergencia de ella. Ni el chico ni ella habían comido nada en lo que iba del día y necesitaban tener energías para continuar. Ella podía volver a suplir sus provisiones más adelante.

-No estuvo mal- la chica rompió el silencio incómodo en el que comían.

-¿Disculpa?- preguntó el chico saliendo de sus pensamientos.

-No estuvo mal. Me refiero a como nos sacaste de ese lío. Casi compensa tu forma tan tonta de actuar-

-¿Mi actuar?- cuestionó Varian algo ofendido.

-Duh. Te dije que no entraras. No me hiciste caso y mira lo que pasó-

-Oye, todo resultó bien después de todo. Además. Ni siquiera se tu nombre...-

-Cassandra- lo interrumpió ella de forma fría.

Varian la miró sorprendido, pero luego sonrió.

-¡Gracias!- le agradeció de forma ilusa e inocente.

Luego volvió a comer admirando el paisaje y todo lo que le rodeaba.

-¡Wow! ¿Acaso todo es así de maravilloso siempre?- preguntó con brillo en sus ojos.

Cassandra no estaba segura si era una pregunta retórica o si en serio esperaba una respuesta. En cualquier caso era una pregunta demasiado cursi.

-Chico, sin ofender pero ¿Acaso alguna vez has salido de casa?-

Él la miró por unos segundos y respondió de forma insegura.

-No...- luego desvió su mirada hacia el césped evitando el contacto visual.

-Ya veo...- vaya eso explicaba su comportamiento. Aún así, lo encontraba difícil de creer -Pero, no creo que nunca en tu vida hayas salido, es decir, sólo te refieres a que sales muy poco ¿No?-

-No, no. Es en serio. Yo no había salido antes es que... Mi padre puede ser un poco protector y...- se interrumpió de golpe al darse cuenta que estaba diciendo demasiado.

La otra versión de la historiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora